Agencias
Veracruz, México – Gustavo A. G., pastor del Centro Cristiano Misiones Transmundiales y químico del laboratorio AB Diagnostic, fue detenido y vinculado a proceso por la presunta comisión del delito de abuso sexual en agravio de su hijastro. Según la denuncia presentada, los hechos se habrían extendido por aproximadamente cinco años, iniciando cuando la víctima tenía 14 años y culminando a los 19, edad en la que el joven rompió el silencio y confesó los abusos a su madre biológica, Patricia González.
El proceso legal, que ya lleva un año y medio en curso, tuvo un avance significativo cuando las autoridades ejecutaron una orden de aprehensión en contra del acusado, quien fue recluido en el Penalito de Playa Linda. Un juez de control legalizó su detención y le dictó dos años de prisión preventiva oficiosa, medida que busca garantizar su presencia en el proceso. Para la próxima semana está programada una segunda audiencia, donde se espera la ratificación de estas medidas cautelares y se definirá su situación jurídica.
Patricia González, madre de la víctima, relató en entrevista que el acusado ejerció una fuerte influencia psicológica sobre su hijo, al punto de convencerlo para que cambiara sus apellidos y adoptara los suyos, buscando así asumir formalmente su tutela legal. González también expresó su temor fundado de que existan más víctimas, dada la doble condición de confianza del señalado —como pastor y profesional de la salud—, y reveló que muchas madres de la comunidad le confiaban a sus hijos para que los “ayudara” en un consultorio privado.
El caso adquiere un matiz aún más complejo al conocerse que el hermano del pastor detenido también se encuentra preso, acusado de abusar sexualmente de varias menores cuando ejercía como maestro en la misma ciudad. Este antecedente familiar fue considerado por las autoridades, quienes manejaron la investigación contra Gustavo A. G. con extrema reserva y celeridad para evitar que, aprovechando sus recursos económicos, intentara fugarse como lo hizo inicialmente su hermano.
La madre y el joven afectado hicieron un enérgico llamado al Poder Judicial del Estado de Veracruz para que no se deje en libertad al acusado y se haga justicia. Este doloroso caso ha reavivado las alarmas sobre la vulnerabilidad de los menores ante figuras de autoridad aparentemente respetables y subraya la importancia de romper el silencio y denunciar, a pesar de lo largo y difícil que pueda resultar el proceso legal para las víctimas.


