Agencias
México.- Un nuevo peritaje balístico contradice la versión de la Fiscalía General de Michoacán sobre la muerte del joven que asesinó al alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, el pasado 1 de noviembre. Mientras la fiscalía aseguró que el homicida fue abatido con su propia pistola Pietro Beretta 9 mm, el análisis solicitado por la defensa determinó que la bala que lo mató salió de la pistola de cargo de uno de los escoltas del alcalde, Demetrio de la Cruz.
El criminalista privado señaló que seis casquillos gris “Luger Mon” correspondieron a los disparos que mataron a Manzo, pero el séptimo, dorado y marcado como indicio 9, presentaba características propias de la pistola del escolta, coincidencias comprobadas con casquillos testigo obtenidos por la defensa. La discrepancia apunta a que la versión oficial sobre el uso de una sola arma podría ser incorrecta.
La fiscalía mantiene la acusación contra los escoltas por supuesta omisión en la protección del alcalde, quienes enfrentan prisión preventiva y podrían ser sentenciados a entre 20 y 50 años de cárcel de ser hallados culpables.
La defensa cuestiona cómo se les puede imputar omisión cuando, según registros hospitalarios, la oficial Monserrat Hernández sufrió un rozón de bala al intentar proteger a Manzo. El caso continúa en los tribunales, con el peritaje como evidencia clave para determinar la verdad de los hechos.


