AGENCIA
Internacional.- El mercado de materias primas concluye 2025 con un repunte significativo dominado por el oro y la plata, ambos negociados cerca de sus máximos históricos y respaldados por una marcada entrada de capital. Mientras el oro marcó varios récords a lo largo del año, la plata cerró el cuarto trimestre superando los 54 dólares por onza y avanzando hacia los 59 dólares, afianzándose como el metal con mayor impulso en el ciclo reciente.
Durante gran parte del año, el protagonismo fue del oro; sin embargo, en los últimos dos meses se registró un cambio notable en el sentimiento del mercado, cuando inversionistas minoristas comenzaron a voltear hacia la plata, cuyo valor casi se duplicó en los últimos doce meses. Este avance se produjo en un entorno en el que el oro comenzó a estabilizarse, dejando margen para que la plata se posicionara como el activo más dinámico de finales de 2025.
El movimiento se reflejó con fuerza en los flujos hacia los ETF respaldados por plata. En la primera semana de diciembre, cuando el metal alcanzó su nuevo récord, las tenencias de estos fondos crecieron cerca de 590 toneladas, lo que evidenció confianza creciente y una expectativa de continuidad en la tendencia alcista. El iShares Silver Trust —el mayor ETF de plata a nivel global— destacó con entradas cercanas a mil millones de dólares, alcanzando su nivel más alto desde inicios de 2021.
En aquel año, la plata había sido impulsada brevemente por el interés especulativo asociado al fenómeno de las “meme stocks”, pero la situación actual responde a un comportamiento sostenido de mercado, con mayor participación de capital minorista e institucional. Incluso, en el periodo reciente, los ETF de plata captaron más recursos que los de oro, un cambio que confirma la rotación de preferencias entre los inversionistas.
Con precios récord, fuerte actividad en fondos cotizados y mayor atención de los operadores financieros, la plata se posiciona como uno de los activos más relevantes del cierre de 2025. Por su parte, el oro mantiene su atractivo como instrumento de estabilidad para quienes buscan cobertura y resguardo de valor a largo plazo en un entorno global de incertidumbre económica.


