
Alejandro Aguilar
Efraín Hernández
El Buen Tono
CÓRDOBA.– A las 11:20 horas, en la Catedral Inmaculada Concepción un grupo de fieles rezaba el Angelus. Las oraciones se elevaban pidiendo por el cónclave, por los cardenales reunidos en Roma y por el futuro de la Iglesia. Entonces ocurrió: las campanas comenzaron a sonar con fuerza. El murmullo cesó. El mensaje era claro: ¡Habemus Papam!
La elección coincidió con la plegaria que tradicionalmente se reza al mediodía, pero la hicieron antes. En Córdoba, quienes estaban en el templo sintieron que su petición había sido escuchada. Algunos se persignaron con los ojos cerrados, otros se miraron en silencio, conmovidos. “Justo estábamos pidiendo por él, por quien fuera, y sonaron las campanas”, dijo una mujer emocionada hasta las lágrimas.
CELEBRAN la
PRIMERA MISA
En ese sentido, la Catedral albergó este jueves la primera celebración eucarística en honor al electo Sumo Pontífice, León XIV. Con el lugar repleto de fieles, el padre Domingo Ortiz lideró una ceremonia impregnada de solemnidad y esperanza, en la que las plegarias por el nuevo papado y la unidad de la Iglesia resonaron con fervor.
En su homilía, enfatizó el significado de la Eucaristía como “el pan vivo que desciende del cielo”, recordando a los presentes que “cada vez que compartimos este pan, anunciamos el sacrificio de Cristo Jesús, alimento que nos fortalece para ser sagrados vivos en Él”.
Con voz firme, invitó a la congregación a “volver la mirada a Cristo a través de la oración, los sacramentos y la caridad”, subrayando la reconciliación como un “nuevo bautismo que purifica y prepara nuestros corazones para recibir al Espíritu Santo”.
En un momento clave de su mensaje, vinculó la elección del Papa León XIV con un llamado a la renovación espiritual: “Hoy, la Iglesia universal se alegra con el nuevo pastor que el Espíritu Santo ha guiado. Que su pontificado nos impulse a caminar juntos, buscando el amor, la justicia y la paz”.
