De la redacción
El Buen Tono
Orizaba.- El ayuntamiento de Orizaba fue señalado por promover la contaminación del aire, al permitir que vehículos oficiales en condiciones obsoletas sigan circulando sin restricción, a pesar de que emiten humo denso y pestilente. Estas unidades no sólo ofrecen una mala imagen de la ciudad, sino que reflejan una política de impunidad bajo el argumento de que, al tratarse de vehículos oficiales, las autoridades no se sancionan a sí mismas.
A esta situación se suma la omisión de áreas clave como la coordinación de Medio Ambiente, el sistema de Agua Potable y la Policía Vial, que se hacen de la vista gorda ante el problema.
Ejemplo de ello es una pipa de agua potable que en repetidas ocasiones ha sido vista recorriendo la ciudad mientras expulsa nubes de humo, lo que genera malestar entre la población y pone en evidencia la falta de supervisión interna.
Más allá de la molestia visual y olfativa, estas prácticas tienen implicaciones serias, debido a que legalmente los vehículos oficiales deberían cumplir con la verificación ambiental y las normas establecidas en la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente. Al incumplirlas, el mismo gobierno municipal estaría incurriendo en violaciones normativas que en cualquier otro caso implicarían multas o sanciones.
En el aspecto ambiental, el uso de unidades viejas eleva los niveles de partículas contaminantes como el dióxido de azufre, monóxido de carbono y óxidos de nitrógeno, que contribuyen al calentamiento global y al deterioro de la calidad del aire en una ciudad donde ya existe tránsito denso. Esto significa una contradicción frente a los discursos oficiales de “ciudad verde” y sustentable que promueven hacia el turismo.
Finalmente, la salud de los orizabeños también está en grave riesgo.
La exposición constante a humo contaminante puede provocar enfermedades respiratorias como asma, bronquitis crónica y alergias, así como agravar padecimientos en niños y adultos mayores.
De esta manera, el descuido del ayuntamiento no sólo impacta en la imagen de la ciudad, sino que compromete el bienestar de su propia población.
