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¿QUIÉN FUE?

Superiberia

Por Andrés Timoteo  /  columnista

¿QUIÉN FUE?

Vaya escándalo en la Fiscalía General del Estado por la supuesta identificación errónea de la persona que asesinó a Valeria Cruz, hija de la diputada federal Carmen Medel, el pasado 8 de noviembre en Ciudad Mendoza. Ahora resulta que el sicario que fue localizado sin vida la noche misma del crimen no es quien dijeron.

Se informó, era un joven al que apodaban “El Richy”, pero en días pasados apareció en un paraje de Maltrata el cadáver de otra persona que, algunos aseguran, es el verdadero portador de esa identidad. Error garrafal de los peritos e investigadores que embarcaron al mismo Gobernador en funciones, quien fue el que salió a la palestra mediática a hablar del tema.

Ahora se intensificaron las críticas, descalificaciones y cuestionamientos de orden jurídico. La barahúnda no va a parar porque en el actual contexto tiene una carga política muy puntual y la pifia es un asidero para sus detractores. Si se confirma el error en la identificación del presunto asesino de la universitaria, la autoridad responsable tiene, por supuesto, ganada la crítica y su trabajo debe ser puesto bajo el tamiz.

¿Quién es el asesino? El fiscal Jorge Winckler le debe la respuesta no sólo a los familiares de Valeria Cruz y a los militantes del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) si no a todos los veracruzanos. La Fiscalía no puede andar por ahí dando ‘falsos positivos’ cuando lo que se requiere es la verdad y una real procuración de justicia.

Por cierto, en esas paradojas de la vida, a una década de distancia, el caso de Valeria Cruz parece repetir el patrón del crimen de Karina Reyes Luna, sobrina del arzobispo de Xalapa, Hipólito Reyes Larios, quien fue secuestrada y asesinada en junio de 2008. Los verdugos de Karina nunca fueron detenidos porque la Procuraduría fidelista recurrió a los ‘chivos expiatorios’ para calmar a la opinión pública.

Todos los que fueron acusados y encarcelados obtuvieron su libertad tiempo después, por medio de amparos de la justicia Federal, pues se acreditó que no eran responsables del crimen. La identificación de los secuestradores de Karina Reyes fue falsa, no por error si no con toda la intención y perversidad de los funcionarios estatales.

Para que el crimen de Valeria no quede inscrito en las páginas de la ignominia como sucedió con el de Karina, las autoridades deben esclarecer las dudas, certificar la identidad del asesino y, en su caso, también corregir o desenhebrar el barullo que se armó con la localización de los restos del llamado “verdadero Richy”, doce días después de que oficialmente lo declararon muerto.

ALIEN VS PREDATOR

Lo sucedido en la contienda interna del Partido Acción Nacional de Veracruz fue una parodia de la cinta “Alien contra Depredador” porque no importa quién haya ganado, ya que la humanidad -bueno, en este caso, la decencia política- es la verdadera perdedora. Los dos contendientes, el tuxpeño Jesús Mancha y el tantoyuquense Joaquín Guzmán Avilés son verdaderas calamidades, personajes inescrupulosos, vividores de la política.

Ninguno está en condiciones de encabezar una oposición de altura en los tiempos que se avecinan con la predominancia de un nuevo partido de Estado. Ambos tienen sendos pendientes en cuestiones de ética política y honestidad en el manejo de recursos públicos y, por lo tanto, ni uno ni el otro están acreditados para criticar a los demás en el quehacer público.

Por escasos votos, Mancha Alarcón se hizo con el triunfo en los comicios celebrados el pasado 11 de noviembre, pero hay un conflicto post-electoral porque Guzmán Avilés se dice despojado y recurrió a los tribunales para impugnarlo, además de interponer una denuncia penal por el supuesto uso de recursos públicos para coaccionar a los militantes, a fin de que apoyaran a su contrincante.

El exalcalde de Tantoyuca y exfuncionario estatal ha dicho a la prensa que espera que en la mesa se revierta el resultado y le otorguen el triunfo o, en su defecto, se anule la elección. Empero, él mismo sabe que eso no sucederá, no porque no haya habido irregularidades sino porque no tiene forma de probarlas jurídicamente. Vaya, ni siquiera contaba la noche del domingo de la elección y los días inmediatos con la totalidad de las actas de votación.

En realidad, es un aspaviento para negociar lo que se pueda. No hay visos de que vaya a renunciar al partido porque no tiene a dónde ir. El blanquiazul ha sido su instrumento durante las últimas décadas para hacerse de cargos públicos y la base para construir un cacicazgo en el Norte del Estado. Dejarlo sería un suicidio político.

No, el famoso “Chapito” no se va del PAN porque clausuraría la mina de la que ha extraído lingotes de oro. Al final tendrá que apechugar la derrota si es que en verdad está inconforme con el resultado electoral porque -se insiste- su participación en la contienda por la dirigencia estatal más bien fue un dique para conducir y contener inconformidades
internas.

Los que lo acompañaron en esta etapa electoral son los llamados “panistas rojos”, los residuos de la famosa “Muralla Azul” tan apuntalada desde el sexenio de la fidelidad, y lo que hizo Guzmán Avilés fue evitar una implosión escandalosa. Basta revisar la lista de personajes tan identificados con la fidelidad para corroborarlo: Víctor Serralde -o como se llame-, Alma Rosa Hernández, Tito Delfín, Gabriela Ramírez, Enrique Cambranis y otros.

Pero el triunfo de Mancha Alarcón tampoco es buena noticia para el panismo, que deberá buscar un vocero oficial para fijar la postura del partido en el sexenio que inicia, y no se habla de un Jefe de Prensa, si no de un portavoz institucional porque el tuxpeño está descalificado para hablar de temas que tengan que ver con legalidad, honestidad y de probidad política en general.

La oposición en Veracruz necesita una voz que cuestione y conduzca el debate público sobre el desempeño del Gobierno que encabezará Cuitláhuac García y poner a Mancha Alarcón a cuestionar al nuevo Gobierno sólo moverá a la risa como también provocan carcajadas los intentos de crítica que hacen los diputados azules en el Congreso Local.

La recomposición del partido albiazul rumbo a futuras justas electorales exige convertirlo en una tribuna de crítica coherente, algo que no podrá hacer Mancha Alarcón y la vía para lograrlo es recurrir a una vocería externa con la suficiente autoridad política que los morenistas no consigan apagarla ni minimizarla y, de paso, no reírse cada vez que les señalen algún
acto de corrupción o incongruencia.

La derrota de Guzmán Avilés se dio principalmente por dos circunstancias operadas por el grupo yunista. Una, la votación en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río, que puso en ventaja al tuxpeño y la segunda es que sólo la mitad de los militantes de Tantoyuca salió a votar, aún cuando es la zona que tiene el mayor padrón de afiliados azules en todo el País y la controla precisamente Guzmán Avilés.

¿Por qué no acudieron a votar los panistas guzmancistas? ¿Por qué no respondieron al llamado de su cacique? La respuesta explicaría eso de que Guzmán participó en la contienda interna no para ganar la elección sino para servir de
valladar, a fin de atajar a los azules-rojos.

DESCHANCLADOS

El desaseado “Capitán Chanclas” -léase: Gonzalo Morgado Huesca, quien ha sido de todo en la política local- renunció a su militancia en el PRI y pide que no intenten convencerlo de revertir esa decisión -¿quiénes?- pues se va a otro partido político de nueva formación. Morgado Huesta fue dirigente estatal del tricolor, diputado local, federal, funcionario estatal y en los últimos años cobró mensualmente 50 mil pesos en el PRI, por ocupar una cartera donde no hacía nada.


Ahora que el PRI está en declive y sin futuro se marcha. Seguramente la opinión pública estará intrigada sobre cuál partido será su nueva casa. ¿El de Felipe Calderón que se llamará “Partido Libertad”? ¿El de Héctor Yunes con su Partido Alianza Generacional? ¿El de René Bejarano con el Movimiento Nacional de la Esperanza? ¿El de Eduardo de la Torre, quien asegura se llamará “Podemos” como el partido de izquierda en España -risas-? O ¿El de César del Ángel con el Partido de los 400 Pueblos?

Nota ociosa y bastante chusca, pero divertida: en el tricolor no están devastados sino deschanclados. Para los que no lo sepan, el apodo de “Capitán Chanclas” se lo puso el exgobernador Dante Delgado, pues Morgado Huesca era tan barbero que se encargaba de tener listas las sandalias del Mandatario cuando éste se acaba de bañar. Un fiel sirviente de los poderosos en turno que ahora se dio a la fuga. ¿Cuántos más de estos priistas convenencieros se sumarán a la desbandada? Muchos, y algunos agarrarán rumbo a Morena, que es el nuevo PRI pintado de marrón.

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