de la redacción
el buen tono
Orizaba.- Mientras las autoridades municipales presumen de obras y mejoras, una visita a las colonias más humildes, como El Espinal y la Poniente 36, reveló una dolorosa verdad: el abandono y la desigualdad persisten, generando un profundo descontento entre sus habitantes.
Durante un recorrido por estas áreas marginadas, resulta evidente la falta de atención por parte de las autoridades. Casas de madera y techos de lámina son una constante en el paisaje, y los polígonos de pobreza saltan a la vista, evidenciando que no todo Orizaba es Pueblo Mágico.
Los residentes, desilusionados y enfadados, cuentan una historia de promesas vacías. Aseguran que sólo se les busca en época electoral, cuando sus votos son necesarios, pero una vez que los comicios pasan, son ignorados.
Los habitantes, visiblemente decepcionados e inconformes, señalaron que los políticos sólo se les acercan para defraudarlos, pues después de las contiendas y tras recibir el documento que los certifica como triunfadores, sufren de lagunas mentales, pues ya ni se les acercan porque sus viviendas dan muy mal aspecto al turista y se concentran en el centro de la ciudad.
Mencionaron que en este momento está en curso un proyecto de remodelación o rehabilitación de calles de la colonia Emiliano Zapata, otras muy cercanas al centro de la ciudad, en Barrio Nuevo, e incluso en la colonia Rafael Alvarado, en donde tiene su casa el presidente, una de sus hermanas, su sobrina y hasta amigos de su grupo empresarial.
Señalaron que el colmo es la ampliación de las banquetas que estaba en buen estado en el primer cuadro, sin embargo, para ellos (los pobres) no hay recursos a pesar de que también pagan puntualmente su impuesto y sus servicios municipales, lo que les deja en claro que no son de su círculo social, y lo único que les interesa es su credencial de elector el día de las elecciones.
