

La salud mental de los estudiantes se ha convertido en una preocupación prioritaria dentro de las aulas españolas. Según un informe reciente de Metroscopia, el 68 % de los docentes cree que las redes sociales afectan negativamente al bienestar emocional de sus alumnos, y tres de cada cuatro reconocen no contar con las herramientas necesarias para abordar estas situaciones.
Los profesores identifican diversas causas detrás del deterioro emocional en sus estudiantes: el uso excesivo de dispositivos electrónicos, la disfunción familiar, las relaciones con los compañeros, la soledad, el consumo de drogas, la presión académica e incluso la falta de recursos económicos. Este cóctel de factores ha hecho que casi la mitad del profesorado se enfrente semanalmente a posibles casos de malestar emocional entre sus alumnos.
Frente a este panorama, el 90 % de los docentes solicita formación específica en salud mental. Como respuesta, la compañía Viatris ha presentado una Guía de Salud Mental de autoayuda para profesores, elaborada por expertos del ámbito psicológico y psiquiátrico.
“La salud emocional debe formar parte del aula”, afirma la psicóloga Diana Jiménez, colaboradora del proyecto. “Cuando no entendemos lo que les pasa a nuestros alumnos, los dejamos solos justo cuando más necesitan acompañamiento”.
Por su parte, la psiquiatra infantil Nuria Tur destaca que los primeros síntomas de malestar psicológico suelen aparecer en el entorno escolar, y por ello es esencial que los docentes sepan actuar —aunque sin asumir roles clínicos que no les corresponden.
Sin embargo, el desafío sigue siendo enorme. Solo el 50 % de los centros cuenta con protocolos específicos para atender estas situaciones, y su aplicación muchas veces se percibe como lenta o ineficiente.
“La salud mental también se educa”, señala la profesora y autora de la guía, Diana al Azem. “Necesitamos recursos para ayudar, sin convertirnos en terapeutas, pero sin mirar hacia otro lado”.
La guía presentada ofrece pautas claras para detectar señales de alarma como ansiedad, depresión, trastornos alimentarios o problemas de sueño, y promueve el trabajo conjunto con las familias, el cuidado del bienestar docente y la promoción de la empatía en el entorno escolar.
