De la redacción
El Buen Tono
En un intento por proyectar liderazgo regional, René Rueda, candidato de Morena a la Alcaldía de Atoyac, acudió recientemente a la ciudad de Córdoba durante la visita de la dirigente nacional del partido, Luisa María Alcalde. Sin embargo, más allá de su aparición pública, lo cierto es que su campaña no ha logrado generar eco en el municipio que aspira a gobernar.
Lejos de demostrar un verdadero poderío político en Atoyac, Rueda ha transitado la contienda con un perfil bajo y un discurso débil. Impuesto por el actual alcalde Carlos Ventura, el candidato ha pasado sin pena ni gloria. Ni levanta simpatías ni genera debate. A pesar de la gravedad de los problemas que aquejan al municipio –como la contaminación ambiental por parte de la alcoholeta y el ingenio–, no ha sido capaz de presentar propuestas sólidas, ni mucho menos comprometerse a investigar posibles actos de corrupción heredados por la actual administración.
Atoyac sigue siendo un municipio relegado, y su población lo resiente. La falta de servicios de calidad, la inseguridad ambiental, y el abandono institucional no han sido temas prioritarios en el discurso de Rueda. Por el contrario, el candidato ha preferido mantener silencio, evitando enfrentar los cuestionamientos incómodos y evadiendo compromisos concretos con los ciudadanos.
En contraste con la narrativa optimista que intenta sostener durante sus recorridos casa por casa, lo que predomina es la percepción de una candidatura débil, sin propuestas claras ni capacidad de convocatoria. Su promesa de un “cabildo abierto” y de “puertas abiertas” queda diluida frente a su inacción frente a las problemáticas reales.
Mientras tanto, Atoyac sigue esperando no solo obras, sino voluntad política, valentía y compromiso. Y hasta ahora, René Rueda no ha demostrado ninguno de estos atributos.
