


Efraín Hernández
El Buen Tono
Fortín.- Mientras el cerro amenaza con venirse abajo en el camino hacia la barranca de San Miguel, a la altura de Fortín Viejo, el gobierno municipal que encabeza Gerardo Rosales Victoria, sigue demostrando su irresponsabilidad, flojera y corrupción ante una situación de alto riesgo para la población.
Vecinos de la zona denunciaron que desde hace más de dos meses enviaron oficios al ayuntamiento para alertar a las autoridades sobre la fractura que tienen los lavaderos de agua pluvial.
Dichas estructuras eran vitales para canalizar los escurrimientos del cerro, pero al destruirse, el agua comenzó a erosionar la carretera ya registra peligro de deslaves donde hay viviendas que habitan varias familias.
“Ya es demasiado tarde para que actúen porque el asfalto está lavado. Ahí está el punto más peligroso, delante de la casa de mis papás. Se les está yendo la carretera, pero se niegan a limpiar la cuneta de ese lado porque les tiene sin cuidado”, denunció una habitante afectada.
Corrupción
La situación es vieja. El deterioro de los lavaderos y la falta de mantenimiento son consecuencias directas de la omisión sistemática, que también es corrupción, de un ayuntamiento más preocupado por aparentar trabajo que por dar soluciones reales.
Ahora, en lugar de rehabilitar las instalaciones que se requieren, los trabajadores únicamente limpian cunetas como medida emergente, cuando ya se perdió el control del agua que corre libremente por donde puede, con lo que afecta a la colonia El Faunito y el fraccionamiento Perroni.
“Todo ya se está viniendo abajo, el agua debía bajar por los lavaderos, pero como están rotos, busca por donde salir. Los funcionarios quieren que todo corra por las cunetas. Pero ya es tarde, porque nunca les dieron mantenimiento a nada”, añadió otra residente.
Habitantes exigen que se haga pública la gravedad del problema, todos los lavaderos pluviales en la barranca están colapsados. La zona es un foco rojo y, de continuar la holgazanería del gobierno de Rosales Victoria, el escenario podría convertirse en tragedia.
El camino a la barranca de San Miguel, una vía fundamental para decenas de familias, está al borde del colapso, y no por causas naturales, sino por la complicidad criminal de un ayuntamiento que decidió ignorar los riesgos.

