De la redacción
El Buen Tono
Una historia que inició como un encuentro discreto terminó convertida en un caso que mantiene sorprendida a la comunidad religiosa y a las autoridades del Estado de México.
De acuerdo con las primeras indagatorias, Fátima “N”, quien presuntamente laboraba como escort, habría tenido encuentros desde hace un año con el sacerdote ahora fallecido. La carpeta de investigación detalla que ambos salieron del hotel Bikos, ubicado en la avenida López Portillo, antes de dirigirse a un departamento en Tultitlán, donde todo dio un giro inesperado.
Según los reportes oficiales, la mujer habría llevado al religioso con la intención de despojarlo de sus pertenencias. En el lugar, presuntamente le suministró gotas de clonazepam, una práctica común asociada a los llamados “goteros”. Aunque el sacerdote quedó adormecido, logró despertar en medio del ataque.
Fue entonces cuando intervino Brandon “N”, señalado como cómplice. De acuerdo con la Fiscalía, el joven habría golpeado al sacerdote con un bate metálico hasta privarlo de la vida, en un crimen que ha generado indignación y consternación.
Posterior al homicidio, los implicados habrían vendido la camioneta del religioso por apenas 37 mil pesos en Actopan, Hidalgo, con ayuda de un exconvicto. Esta transacción se ha convertido en parte clave de la investigación.
La Fiscalía continúa reuniendo testimonios y pruebas, mientras las líneas de investigación se amplían. El caso deja al descubierto la creciente preocupación por los métodos utilizados por grupos dedicados a este tipo de delitos, que hoy aparecen no solo en relatos de ficción, sino también en los expedientes policiales.
