De la redacción
El Buen Tono
Córdoba.- En un intento por maquillar la desastrosa gestión en materia de bienestar animal, la administración municipal encabezada por Juan Martínez Flores ha recurrido a una estrategia burda: presentar a la falsa activista Cecilia Martínez Ramírez como la “heroína” de la defensa animal, con el único propósito de limpiar la imagen de su hermana, la regidora cuarta María Luisa Martínez Ramírez, y de la síndica Vania López González, ambas señaladas por su omisión e indiferencia ante la grave crisis que enfrenta el Centro de Bienestar Animal de Córdoba.
A través de un llamado mediático impulsado por la Coalición de Activistas por los Derechos de los Animales Veracruz (CADAV), Martínez Ramírez pide al Congreso del Estado que vote a favor del reconocimiento de los animales como seres sintientes, iniciativa presentada desde hace más de una década y que sigue sin concretarse. Sin embargo, detrás del discurso aparentemente noble, se esconde una estrategia política diseñada para desviar la atención de las omisiones de su hermana regidora, quien no ha dado la cara ni ha hecho nada por resolver las múltiples denuncias de maltrato y negligencia en el CBA.
El papel que hoy juega Cecilia, autoproclamada defensora y vocera de causas animalistas, no es más que un montaje para encubrir el fracaso de las funcionarias municipales responsables de atender el problema. Desde hace meses, ciudadanos, activistas independientes y colectivos han documentado el abandono, la insalubridad y el maltrato que imperan en ese espacio, sin que exista una sola acción concreta de parte de la regiduría cuarta ni de la sindicatura.
La simulación ya no engaña a nadie. Usar como parapeto a una supuesta activista para aparentar que “algo se hace” sólo confirma que, en Córdoba, la protección animal es una bandera política más, secuestrada por familiares y cómplices que lejos de ayudar, siguen encubriendo el desastre institucional.
