EL BUEN TONO
Camerino Z. Mendoza, Ver.- Lo que debería ser una noche de orgullo y tradición para las familias mendocinas terminó empañado por la improvisación y la falta de medidas de seguridad. El Desfile y Pamplonada de Toritos Pirotécnicos volvió a encender las calles en el marco de las Fiestas Patrias, pero también dejó una estela de lesionados que ponen en duda la capacidad de las autoridades para garantizar un evento seguro.
El espectáculo inició desde las 19:00 horas sobre la avenida Miguel Hidalgo, con el desfile de algunos de los 130 toritos pirotécnicos elaborados por artesanos locales y regionales. El talento y la creatividad fueron indiscutibles, pero el verdadero reto -el de salvaguardar la integridad de los asistentes- quedó en segundo plano.
La Pamplonada Pirotécnica, celebrada entre el Parque Hidalgo y el Palacio Municipal, fue el clímax de la noche con la quema de toritos y dos estructuras monumentales. Sin embargo, lo que para algunos fue diversión, para otros terminó en tragedia: 23 intervenciones de auxilio fueron necesarias por parte de Protección Civil, Cruz Ámbar y Bomberos Metropolitanos. Entre las víctimas, 10 personas resultaron con heridas en la cabeza y un niño de 11 años, habitante de Nogales, sufrió una probable quemadura de córnea.
El presidente municipal, Héctor Rodríguez Cortés, agradeció la participación ciudadana y la labor de los cuerpos de emergencia, pero sus palabras contrastan con los hechos. Si bien es cierto que los toritos son parte de nuestra identidad cultural, la realidad es que cada año se repite la misma historia: luces, explosiones, caos y lesionados.
Resulta preocupante que en pleno 2025, cuando se habla de prevención y seguridad en eventos masivos, aún se organice una pamplonada de este tipo sin protocolos eficaces que eviten daños a la población. La tradición no debería estar peleada con la responsabilidad.
La fiesta se vivió, sí. Pero también quedaron heridas, dolor y la incertidumbre de familias que hoy cuestionan: ¿Vale más el espectáculo que la seguridad de nuestros hijos?
