
Mientras en Metztitlán, Hidalgo, un accidente de tráiler generó muestras de empatía y apoyo ciudadano, en Huixtla, Chiapas ocurrió todo lo contrario: un acto de robo masivo dejó en evidencia la falta de humanidad en momentos críticos.
Un tráiler cargado con toneladas de acero tubular volcó en la peligrosa curva conocida como “del diablo”, en el tramo carretero Huixtla-Tapachula. En lugar de preocuparse por el estado del conductor, quien quedó atrapado entre los fierros retorcidos de la cabina, decenas de personas se concentraron en sustraer la mercancía sin mostrar el mínimo interés por salvar una vida.
El robo quedó registrado en video y rápidamente se difundió en redes sociales, desatando indignación entre los internautas. Las imágenes muestran cómo habitantes de la zona, sin importar la presencia de elementos de la Guardia Nacional, se lanzaron sobre los tubos de acero esparcidos en el asfalto, ignorando por completo la situación crítica del chofer.
Afortunadamente, horas después personal de Protección Civil logró rescatar al operador, quien fue trasladado de urgencia a un hospital para su atención médica. Mientras tanto, las autoridades intentaron dispersar a la multitud que seguía intentando llevarse el material.
El hecho no solo fue condenable por la indiferencia ante la vida humana, sino por el cinismo que vino después: varios de los tubos de acero robados comenzaron a aparecer a la venta en redes sociales. Presuntamente, habitantes del municipio de Tuzantán —vecino de Huixtla— ofrecían los tubulares de seis metros a través de publicaciones en línea, como si se tratara de un bien cualquiera y no de producto de un delito.
Este lamentable suceso ha provocado llamados de atención por parte de la sociedad civil y medios de comunicación, quienes exigen mayor conciencia colectiva y acción legal contra quienes participaron en el robo. El contraste con lo ocurrido en Hidalgo es claro: dos accidentes similares, dos respuestas ciudadanas totalmente opuestas.
