📍 Washington, D.C. — El expresidente Donald Trump se prepara para sacudir nuevamente la diplomacia internacional durante su próxima visita a Arabia Saudí. Según revelaron este martes funcionarios federales a The Associated Press, Trump anunciará que Estados Unidos comenzará a referirse oficialmente al Golfo Pérsico como “Golfo Arábigo” o “Golfo de Arabia”, una decisión que ya está generando tensión geopolítica.
La medida —que responde a años de presión por parte de naciones árabes del Golfo— reabre un viejo debate sobre el valor histórico y simbólico de los nombres geográficos. Irán, heredero del antiguo Imperio Persa, considera ofensiva cualquier modificación del nombre “Golfo Pérsico”, utilizado internacionalmente desde el siglo XVI.
Geografía al mejor postor
No es la primera vez que Trump se ve envuelto en una disputa de este tipo. En 2017, también se refirió al cuerpo de agua como “Golfo Arábigo”, provocando una fuerte reacción del entonces presidente iraní, Hassan Rouhani. “Trump necesita estudiar geografía”, declaró Rouhani. El canciller iraní, Mohammad Javad Zarif, fue más contundente: “Sabíamos que la amistad de Trump estaba a la venta. Ahora sabemos que su geografía también lo está”.
El cambio de nombre no tiene implicaciones legales para el resto del mundo, pero sí marca una postura política clara. El ejército estadounidense ya ha usado el término “Golfo Arábigo” en sus comunicaciones, y Trump busca ahora institucionalizar ese lenguaje en todos los documentos oficiales de su gobierno.
Intereses cruzados: petróleo, política y negocios
La gira de Trump incluirá visitas a Qatar y Emiratos Árabes Unidos, potencias regionales que comparten ese cuerpo de agua y con las que el exmandatario busca fortalecer lazos comerciales, atraer inversiones y obtener apoyo en conflictos como la guerra entre Israel y Hamás o la contención del programa nuclear iraní. Cabe destacar que Trump mantiene intereses financieros en la región a través de sus empresas privadas.
¿Y el Golfo de México? Trump ya lo había intentado en casa
La polémica se suma a otra reciente: el intento de Trump de cambiar el nombre del Golfo de México por “Golfo de Estados Unidos”. La medida provocó una batalla legal con The Associated Press, a la que la Casa Blanca intentó castigar retirándole el acceso a eventos oficiales por negarse a acatar la orden. Un juez federal designado por el propio Trump falló a favor del medio, citando la protección constitucional de la libertad de expresión.
Un cambio simbólico con efectos reales
Aunque el nuevo nombre no será adoptado internacionalmente, sí refleja la política de Trump de moldear la narrativa global en función de sus intereses. Mientras Google Maps ya muestra ambas denominaciones en EE.UU., Apple Maps se mantiene con el tradicional “Golfo Pérsico”. En el tablero de la diplomacia internacional, los nombres también son armas de poder.
