Agencias
Kiev, Ucrania – La capital ucraniana fue sacudida este sábado por un intenso ataque aéreo de Rusia que dejó al menos un muerto, 27 heridos y daños en más de 10 edificios residenciales, un día antes de que el presidente Volodimir Zelensky se reúna en Florida con el mandatario estadounidense Donald Trump. Las explosiones, provocadas por misiles balísticos y drones, se prolongaron durante horas, causando pánico entre la población.
El Ministerio de Defensa ruso informó que la ofensiva incluyó “armas de precisión de largo alcance desde tierra, aire y mar, incluidos misiles hipersónicos Kinzhal”, y que el objetivo fue infraestructura energética y empresas del complejo militar-industrial de Ucrania, en respuesta a ataques previos ucranianos contra territorio ruso. Zelensky denunció que casi 500 drones y 40 misiles impactaron Kiev y sus alrededores, dejando a varias zonas sin electricidad ni calefacción.
La población civil sufrió graves consecuencias. Olena Karpenko, residente de Kiev, relató entre lágrimas cómo un hombre murió calcinado tras el impacto de un misil en su edificio: “Aún puedo escuchar sus gritos. No puedo creerlo”, dijo. Dos niños se encuentran entre los heridos, mientras que los equipos de emergencia trabajan para rescatar a personas atrapadas bajo los escombros. Edificios de hasta 24 pisos fueron alcanzados, y se desataron múltiples incendios en los distritos de Dnipro, Darnytsia, Obolon y Holosiiv.
El ataque ocurre en un momento crítico, cuando Zelensky se prepara para discutir con Trump garantías de seguridad y la situación territorial en Donetsk y Zaporiyia, con el objetivo de avanzar en las negociaciones para poner fin a una guerra que ha durado casi cuatro años. Analistas advierten que esta ofensiva rusa podría complicar las conversaciones internacionales y aumentar la presión sobre Kiev y sus aliados.
Polonia, ante la alerta provocada por la ofensiva rusa, desplegó aviones de combate y cerró temporalmente aeropuertos cercanos a la frontera, aunque no se violó su espacio aéreo. La tensión regional refleja la complejidad del conflicto y el riesgo que los ataques continuos suponen para la seguridad civil y las negociaciones diplomáticas.
