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Un espíritu innovador

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El pintor mexicano David Alfaro Siqueiros, quien falleció el 6 de enero de 1974, trascendió en el mundo del arte por plasmar la esencia nacional en su obra, aunado a su espíritu innovador y activismo social y político.

Figura del muralismo mexicano junto a José Clemente Orozco (1883-1949) y Diego Rivera (1886-1957), David Alfaro Siqueiros nació el 29 de diciembre de 1896 en la ciudad de Camargo, Chihuahua, de acuerdo con el portal www.fundacionunam.org.mx.

Hijo de Cipriano Alfaro y Teresa Siqueiros, fue enviado con sus abuelos paternos a la ciudad de Irapuato, Guanajuato, y al cumplir los 15 años se trasladó a la Ciudad de México para estudiar la preparatoria.

Realizó estudios de pintura en la Academia de San Carlos y en la Escuela de Pintura al Aire Libre Santa Anita, y fue durante esta etapa en la que comenzó a involucrarse en la actividad política.

Esto lo llevó a unirse al Ejército Constitucionalista de Venustiano Carranza para luchar contra Victoriano Huerta y así involucrarse en las actividades de la Revolución Mexicana, experiencia que le dotó de elementos que después expondría en su labor creativa.

A todo ello se sumó la experiencia de su viaje a Europa durante tres años (1919-1922), en los que visitó Francia, Italia y España, y en donde conoció a Diego Rivera.

En 1921, durante su estancia en Barcelona, publicó en la revista “Vida Americana” un manifiesto, donde delineó sus primeras ideas para transformar el arte plástico, según el sitio web artepinturaygenios.com.

De regreso a México, un año después, pintó su primer mural en la Escuela Nacional Preparatoria, gracias al apoyo que José Vasconcelos, quien desde la Secretaría de Educación Pública dio apoyo a los muralistas para exaltar los valores nacionalistas.

También se afilió al Partido Comunista de México y fue clave en la fundación del sindicato de artistas y del periódico El Machete, de acuerdo con el portal www.biografiasyvidas.com.

El 1 de mayo de 1930 fue enviado a prisión durante un año, período en el cual retomó la pintura de caballete, de acuerdo con datos del portal www.museodeartecarrillogil.com.

Entre su amplia labor artística, organizó el Taller Experimental en Nueva York, en el que buscaba integrar la arquitectura, la pintura y la escultura, con los métodos y materiales ofrecidos por la industria.

Sin renunciar a su activismo social y combinándolo con su pensamiento creativo, Siqueiros participó en la Guerra Civil Española y que le llevó a ser nombrado teniente coronel, por lo que a su regreso a México fue apodado “El Coronelazo”.

Al volver al País trabajó en el mural “Retrato de la burguesía” (1939) en el Sindicato Mexicano de Electricistas, aunque de 1940 a 1944 estuvo desterrado en Chile tras el intento de asesinato de León Trotsky.

Entre su amplia obra destacan los murales del Palacio de Bellas Artes, “La nueva democracia” y “Cuauhtémoc redivivo”, entre 1944 y 1949, y entre 1952 y 1956 trabajó en los murales de Ciudad Universitaria: “El pueblo a la Universidad”, “La Universidad al pueblo”, “Las fechas de la historia de México” y “Nuevo emblema universitario”. Su último mural fue la “Marcha de la humanidad en América Latina hacia el cosmos” (1967-1971), en el Polyforum Cultural de Ciudad de México, refirió el sitio www.fundacionunam.org.mx.

La vida del muralista, cuya obra reflejó su preocupación por las causas sociales y las clases obreras, estuvo marcada por el exilio en muchos países de América Latina y encarcelamientos, así como por una constante búsqueda de renovación plástica.

De acuerdo con el portal del www.museopalaciodebellasartes.com, el artista creía que si la pintura estaba destinada a generar el cambio, debía hablar el lenguaje de su tiempo y de ese modo utilizó técnicas modernas y materiales industriales -la piroxilina, las lacas automotrices y la fotografía- como apoyos en la construcción compositiva.

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