Adriana Estrada
El Buen Tono
Orizaba.- El corazón de la región de las Altas Montañas late al ritmo de la música y los zapateados. Más de 400 bailarines, convertidos en torrentes de color y energía, dieron vida a la cuarta edición del festival de folklore, transformando al Teatro Ignacio de la Llave en un santuario de la tradición.
Dentro del majestuoso recinto, el aire está cargado de una emoción palpable, donde trajes típicos que son un vendaval de colores, la música vibrante que llama a la memoria y las tradiciones más arraigadas se hacen presentes en cada actuación. No es solo un espectáculo; es una celebración de identidad, donde cada grupo local cuenta una historia ancestral con el movimiento de sus faldas y el ritmo de sus pies.


