


*Jonathan Puertos y Dulce María Hernández operan sin trabajo legislativo, pero con hambre de control político
Efraín Hernández
EL BUEN TONO
Zongolica, Ver.- Sin un solo resultado legislativo que los respalde, el diputado federal Jonathan Puertos Chimalhua y la diputada local Dulce María Hernández Tepole han reaparecido en la sierra de Zongolica no para rendir cuentas, sino para presionar a los alcaldes electos en busca de mantener cuotas de poder. Ambos se han convertido en operadores de intereses ajenos al pueblo, buscando imponer condiciones y controlar decisiones municipales a cambio de promesas huecas.
Puertos Chimalhua, quien llegó al Congreso federal por la vía del relevo tras la muerte de Benito Aguas Atlahua, ha utilizado la curul como un trampolín para la manipulación política. Sin iniciativas, sin gestiones y sin un solo beneficio tangible para el distrito, ahora se dedica a chantajear a ediles electos para que se alineen con el que partido que representa, promoviendo perfiles impresentables como Jessica Viviana Victoria Atlahua, parte del grupo huertista y ampliamente repudiada en las urnas.
Mientras tanto, Dulce María Hernández ha quedado a deber en el Congreso local. Su desempeño legislativo no ha generado propuestas relevantes ni beneficios palpables para los municipios del distrito. Aunque intenta posicionarse como intermediaria, su actuar ha sido visto como una maniobra oportunista para intervenir en la dinámica de los nuevos gobiernos municipales.
Ambos legisladores, que no han caminado ni escuchado a los pueblos que dicen representar, hoy se disputan la influencia política de una región golpeada por el abandono institucional. Aprovechan el periodo de transición para interferir en decisiones que no les competen, amedrentando a autoridades electas bajo la promesa de gestiones que nunca llegan.

