


Córdoba.- El presidente del Comité de Tenis, Martín Becerra González, ha convertido a los empleados del club en su servicio personal, desatendiendo por completo las necesidades y derechos de los socios. La instructora del gimnasio, Mirna Puertos, cuya función es atender a los miembros del club, ha sido enviada a torneos nacionales en Querétaro e internacionales, como en Italia, exclusivamente para cumplir con los intereses personales de Becerra. Esto ha generado una desatención alarmante en los servicios que los socios tienen derecho a recibir.
Durante el torneo nacional en Querétaro de este año, Puertos fue vista acompañando a Becerra, realizando tareas bajo sus indicaciones, mientras los socios que permanecían en el club sufrían la falta de atención y servicios comprometidos. Martín Becerra, por su parte, ignora las quejas y críticas, mostrando desdén por las necesidades del club.
La familia Becerra ha encontrado una manera de mantener privilegios y comodidades que deberían ser pagados con sus propios recursos, utilizando los fondos y servicios del club a su favor, mientras los socios reales quedan desatendidos. Este patrón de aprovechamiento incluye al Consejo Administrativo, donde familiares y aliados de Martín —como Gerardo Becerra, encargado del gimnasio, y Rodolfo Becerra, presidente del Consejo— han dado instrucciones directas para facilitar los beneficios a Mirna Puertos y favorecer a la familia, consolidando un claro favoritismo y nepotismo.
El uso del personal y los recursos del club para fines personales no solo refleja corrupción y mala gestión, sino un desprecio absoluto por los socios y su patrimonio. Aunque algunos miembros del Consejo argumentan que estas acciones son legales, legal no siempre significa correcto ni moral.
Los socios merecen respeto, transparencia y administración responsable. Es inaceptable que un club de prestigio sea manejado como un feudo privado, donde los recursos y el personal son utilizados únicamente para beneficio de la familia Becerra. Es momento de que los socios exijan que se rindan cuentas y que los abusos terminen, asegurando que el Club Campestre vuelva a ser un espacio de todos y no un privilegio exclusivo de unos pocos.


