Sandra González
El Buen Tono
Orizaba, Ver.- La violencia no puede ni debe justificarse bajo ningún pretexto, mucho menos cuando se pretende encubrirla con actos de fe. La agresión sufrida por una mujer en Ciudad Mendoza, a manos de personas que participaban en una peregrinación religiosa, exhibe una grave contradicción entre el discurso de devoción y las prácticas intolerantes que aún persisten bajo el amparo de usos y costumbres.
La mujer fue atacada luego de manifestar su inconformidad por el uso de pirotecnia durante la peregrinación, una práctica que, aunque arraigada culturalmente, ha sido ampliamente cuestionada por sus efectos nocivos en la salud, el medio ambiente y la convivencia social.
Al respecto, el vocero de la Diócesis de Orizaba, Helkyn Enríquez Báez, fue contundente al señalar que cualquier acto de violencia es reprobable, pero resulta todavía más preocupante cuando ocurre en un contexto religioso, pues evidencia una incongruencia profunda entre el mensaje espiritual y la conducta de quienes dicen profesarlo.


