

De la Redacción
El Buen Tono
Veracruz.- A pesar de haber sido rechazado oficialmente como militante de Morena, a Miguel Ángel Yunes Márquez –y por extensión a su padre, Miguel Ángel Yunes Linares– se le permitió operar políticamente dentro del movimiento, lo que terminó por convertirse en un lastre electoral para el partido en Veracruz. Así lo acusan militantes morenistas que, tras los resultados del pasado domingo, responsabilizan directamente a esta “alianza de facto” por el retroceso electoral de la Cuarta Transformación en el estado.
En cifras, Morena perdió más de 60 presidencias municipales en comparación con la elección anterior, entre ellas bastiones clave como Poza Rica, Papantla, Fortín e Ixhuatlán. Aunque la dirigencia nacional presumió victorias parciales, la militancia habla de traición e incongruencia.
“El error fue permitir que los Yunes azules se colaran al Senado bajo el cobijo de Morena. Aunque no se les aceptó como militantes, sí se les abrió la puerta para operar políticamente dentro del proyecto. Eso nos dividió, nos desmoralizó y nos pasó factura”, denunció un grupo de morenistas críticos.
Los señalamientos apuntan a que la presencia de figuras históricamente antagónicas a los principios fundacionales de Morena generó una ruptura entre la base y la dirigencia. Miguel Ángel Yunes Márquez, expulsado del PAN tras respaldar la reforma judicial promovida por López Obrador, se unió al grupo parlamentario de Morena en el Senado, decisión que fue bien recibida por la cúpula, pero rechazada por la militancia.
El resultado fue una fractura interna visible en las urnas. “La ciudadanía no premió la incongruencia. Ver a personajes como Yunes operando dentro de Morena generó desconfianza, y muchos votantes optaron por la abstención o por castigar con su sufragio a un partido que prometió ser distinto y terminó abrazando lo que tanto criticaba”, explicó la analista Lorena Becerra.
