De la redacción
El Buen Tono
La serie “Nicolás”, que busca mostrar una faceta juvenil y heroica de Nicolás Maduro, se estrenó en Caracas en medio de fuertes críticas y señalamientos internacionales. Mientras la producción intenta retratarlo como un líder forjado entre el béisbol y la militancia estudiantil, su gobierno continúa bajo presión por acusaciones de corrupción, desvío de recursos y violaciones a derechos humanos.
La narrativa oficial presentada en la serie omite episodios clave que marcaron el deterioro del país, evitando temas como la crisis humanitaria, la migración masiva y los presos políticos. Expertos consultados consideran que la producción está diseñada para reforzar la imagen del mandatario y limpiar responsabilidades del régimen, apelando a una versión idealizada de su historia personal.
El lanzamiento también coincide con nuevas advertencias de Estados Unidos, donde el presidente Donald Trump ha reiterado señalamientos que vinculan a figuras del gobierno venezolano con estructuras de crimen organizado. La tensión diplomática ha derivado en suspensiones de vuelos y alertas aéreas sobre el espacio venezolano.
A pesar de ello, el gobierno impulsa que la serie sea proyectada en alcaldías, gobernaciones y comunidades, mientras Maduro aprovecha estas presentaciones para insistir en su narrativa política y su relación con el fallecido Hugo Chávez. Sin embargo, fuera de los actos oficiales, la recepción internacional apunta a que el seriado parece más un intento de propaganda que un registro fiel de la realidad del país.


