
Rafael Delgado.- En un elefante blanco y un monumento a la impunidad quedó convertida la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales, detenida desde hace tres años ante el cúmulo de irregularidades financieras no solventadas.
Por ahora, señaló el síndico Rodolfo Isidro Hernández, sólo es un foco de infección y un peligro para la población, convirténdose en guarida de delincuentes.
La planta, que beneficiaría a 6 mil 500 habitantes que convergen en la ribera del río Matzinga, fue mal planeada, pues se encuentra a un desnivel notable de las viviendas.
Además fue edificada demasiado lejos, volviéndose un proyecto inservible porque además, por lo menos un 40 por ciento de las familias no tienen drenaje sanitario.
Esta obra, destacó el Síndico, solo vino a ampliar el número de obras inconclusas que dejó la anterior administración priista.
Junto con la carretera hacia Orizaba, la planta de tratamiento es una vergüenza para habitantes que requieren de otros servicios prioritarios.
Noé Carrillo
El Buen Tono
