

Torreón.- La Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) le otorgó el permiso a una mujer enferma de diabetes, para importar el aceite de cannabidiol (CBD) libre de THC, la sustancia activa de la marihuana.
Se trata de Aída Araceli Gutiérrez Jáuregui, de 51 años, se convirtió en la primera paciente diabética de México en conseguir la licencia.
Ella tiene 15 años con diabetes tipo 2 con neuropatía diabética, y ha presentado inflamación de la piel, glaucoma y cansancio físico.
“Sufro y batallo, tenía mucho cansancio hasta para levantarme, a las personas ya no podía distinguirlas, sólo las siluetas”, narra la afectada.
Su nieta Emily Zoé, una pequeña con el síndrome de Lennox Gastaut, es una de las 125 personas en México que han obtenido el permiso para importar el cannabidiol para tratar, en su caso, los más de 40 ataques de epilepsia que sufría cada hora.
Cuenta que no podía ayudar a su nieta porque le dolía la columna. “Qué va a pasar conmigo, ya no sirvo, voy a ser una carga y ya no me van a querer”, pensaba Aída ante su enfermedad.
“Era estar decaída, no comer lo que te gusta, como les decía, puro zacate y aserrín”, recuerda.
Dice que recibía insulina de ocho a 10 veces al día. Se tenía que tomar el azúcar en la mañana temprano, desayunar y otra vez tomar. No tenía ganas de salir, de trabajar, de despertar: la enfermedad la obligaba a estar en la cama.
Hace 8 meses fue internada con niveles de 800 de azúcar. “Estuve muy mal”, dice.
Su nuera —madre de Emily— le dijo: “Ahí tiene el remedio, por qué no lo prueba”, refiriéndose al RSHO-X, el aceite que contiene cannabidiol y que ya usaba su nieta Emily.
“Traté y desde la primera toma sentí mejoría. Se me bajó la inflamación de la piel, empecé a ver, se me quitaba el cansancio”, asegura.
La mujer cree que para un enfermo de diabetes, el único pensamiento es la muerte; que quede ciega o que le amputaran una pierna. “Me decían que probara algo, lo hacía y por eso probé el aceite”, finaliza.
