
México, D.F.- Es justo en los momentos caóticos en los que la necesidad va de la mano con la obligación y por ende no queda espacio para la especulación; es ganar o morir; es la salvación o la condena.
La Selección Mexicana choca ante Brasil en su segundo duelo en la Copa Confederaciones 2013.
Tanto en el aspecto estadístico como en el psicológico, este duelo será un parteaguas para el combinado nacional.
Cualquier resultado tendrá consecuencias positivas o negativas.
Un triunfo es la posibilidad de alargar la esperanza de poder clasificar a la siguiente fase; un empate o una derrota es despedirse de la competencia y darle la bienvenida a un entorno de dudas y rechazo que no conoce aún la era de José Manuel de la Torre.
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