

EU.- Ellos atraen los focos, aunque no se presenten. Son comparsas de los verdaderos candidatos a las elecciones del martes en Estados Unidos, pero en cada acto electoral se convierten en la estrella. A Barack Obama le quedan 27 meses en la Casa Blanca, pero los aspirantes a sucederle ya se preparan, y las legislativas son el último ensayo general antes de una campaña que empezará la misma mañana del miércoles 5 de noviembre.
Nadie ha anunciado su candidatura a las presidenciales de 2016. Pero todos los que contemplan presentarse desde la demócrata Hillary Clinton al republicano Rand Paul han viajado por Estados que pueden ser claves para alcanzar la presidencia y ayudan a políticos cuyo apoyo futuro puede resultar decisivo para colmar sus aspiraciones.
“Demos la bienvenida a la abuela de Charlotte”, dijo el jueves, en un mitin en College Park, cerca de Washington, Anthony Brown, candidato del Partido Demócrata al cargo de gobernador. Todos en la audiencia sabían quién es la abuela de la recién nacida Charlotte: Hillary Clinton, el motivo por el que un millar de estudiantes se congregó en un gimnasio de la Universidad de Maryland.
Dos días antes, Randal Howard Paul se calzó sus botas vaqueras y luciendo su eterna chaqueta y corbata aterrizó en jet privado en un aeródromo de Wichita (Kansas) para prestar su voz al senador Pat Roberts, amenazado por un nombre nuevo en la escena política, el independiente Greg Orman. “Por el amor de Dios”, proclamó Paul ante una audiencia de jubilados, jóvenes tatuados hasta las cejas y mujeres con cinco y hasta siete hijos. “Aquí no se puede perder, sois el republicano Estado de Kansas”, les recordó el senador. Con pesar, a su lado, Roberts movía la cabeza.
En los últimos días, Clinton, de 67 años, ha estado en Luisiana, en Iowa, en Kentucky, en New Hampshire. Viendo su agenda, parecería que es ella quien se presenta. No es falso del todo. No lo anunciará hasta principios de 2014, pero pocos en su partido, el demócrata, y en el republicano, dudan de que la ex primera dama, exsenadora y exsecretaria de Estado no quiera convertirse en la primera presidenta de EE UU. Lo intentó en 2008 y Obama la derrotó en las primarias del Partido Demócrata.
El discurso en la Universidad de Maryland fue breve, un trámite antes de continuar la gira. No hay rastro de Hillarymanía, de una emoción colectiva comparable a la que rodeaba los discursos de Obama cuando, como Clinton ahora, preparaba su candidatura a la Casa Blanca ayudando a candidatos en las legislativas de 2006. Quedan sillas vacías en el auditorio. Y en tres ocasiones activistas por los derechos de los inmigrantes interrumpen las palabras de la veterana política. La policía los desaloja.
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