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Aguirre, las razones…

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Al margen la validez de las consideraciones —una sola: el impacto en el gasto e ingreso gubernamentales— que la Suprema Corte esgrimió para rechazar, primero, la propuesta de Acción Nacional de someter a consulta popular una eventual alza en el monto del salario mínimo y, luego, la de Morena y el PRD para pasar por el mismo tamiz la Reforma Energética, lo único cierto es que con su voto, la mayoría de los ministros propinaron un duro golpe al más serio esfuerzo por fortalecer la participación ciudadana y el ejercicio de la democracia directa de la que se tenga memoria.

Y esto, no tanto por desechar incluir en las boletas del próximo proceso electoral las preguntas, ciertamente polémicas, que con el apoyo de millones de firmas propusieron los partidos sino, fundamentalmente, por su renuencia a acatar el mandato del artículo 28 de la Ley de Consulta Popular, según el cual, “de manera supletoria”, (ellos, los ministros) estaban obligados a corregir tales interrogantes para que cumplieran con los requisitos de la Constitución… sabiendo que, con ello, estaban dejando sin efecto dos de las tres propuestas de consulta, amén que todo indica que la del priismo correrá la misma suerte.

En el fondo entonces, insistimos, lo lamentable de la actuación de la Corte no está directamente relacionado con la materia de las consultas sino, esencialmente, con la inhibición “antes de que nazca…” incluso de una alternativa legal que, por primera ocasión, iba a colocar a la ciudadanía ante la posibilidad de opinar —sabiendo que su opinión sería vinculante para el gobierno— sobre asuntos socialmente importantes y, más, de avanzar en la apertura de alternativas de participación y democracia directa, prácticamente ajenas (hasta ahora) a nuestro sistema político-electoral.

Pareciera, y en ello tiene razón Gustavo Madero (¡¡¡que lo diga yo!!!) que, con su voto, los ministros no están haciendo más que evidenciar su molestia al verse involucrados en asuntos que, consideran, no son de su competencia. “A ellos —me comentó ayer el dirigente con licencia del blanquiazul— no les gusta esto. (Ellos) sólo quieren ver asuntos jurisdiccionales… pero no de democracia, de opinión ni de fortalecimiento de los procesos electorales”.

Lamentable esto entonces. Y más cuando constatamos el clima de frustración y desánimo (político) existente en el país, el descrédito del sistema electoral y de partidos… cuyo antídoto, vale recordar, no es otro que “…más democracia, más participación e involucramiento (de la sociedad) en la solución de los grandes problemas nacionales”.

Asteriscos

* Si bien pocos repararon en ello, lo cierto es que la ausencia de la Concamin y la firma de Francisco Funtanet, su presidente, en el desplegado para promover un Pacto para Fortalecer las Instituciones del Estado Mexicano, hizo publicar al Consejo Coordinador Empresarial (CCE) de Gerardo Gutiérrez Candiani, no hace más que confirmar las versiones que hablan de una eventual ruptura entre el empresariado nacional y el sector industrial. ¿Consigna o simple protagonismo?

 

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