


Damocles aparece en una famosa anécdota que lleva su nombre. El personaje, cortesano de Dionisio I, tirano de Siracusa, propagó que el dictador era afortunado al disponer de poder y riqueza.
Dionisio, deseoso de escarmentarlo, se ofreció a intercambiarse con él por un día, de forma que pudiera disfrutar de su suerte.
Esa tarde se celebró un banquete donde Damocles gozó siendo servido como rey.
Al finalizar la comida miró hacia arriba y reparó en la afilada espada que colgaba, atada por un único pelo de crin de caballo, directamente sobre su cabeza.
De inmediato perdió el apetito, pidiendo al tirano abandonar su puesto, diciendo que ya no quería seguir siendo tan afortunado.
La espada de Damocles es una frase acuñada para ejemplificar el peligro que se instala en aquellos que ostentan un gran poder, pues no sólo pueden perderlo de golpe, sino todo lo demás, incluida la vida.
Lo mismo sucede en la política cuando se actúa con irresponsabilidad, suponiendo que los peligros jamás alcanzarán a los que se equivocan ya sea por ambición, omisión o impericia.
El PRD podría estar viviendo la suerte de Damocles, alejándose de sus electores tradicionales y pagando el costo por sus errores en el estado de Guerrero.
En paralelo, se han desarrollado marchas, plantones y bloqueos en otros lugares del país, señaladamente en territorios de gran presencia amarilla como Michoacán, DF y Morelos.
La resaca de los eventos de Iguala ha generado un proceso de purga política, entre militantes de la izquierda que alcanzan a distinguidos cuadros de Nueva Izquierda con simpatizantes velados del Morena, en una agria disputa que podría generar rendimientos decrecientes en el proceso electoral del año entrante.
Con un tono cada vez más rudo, ha aumentado la confrontación entre el senador Alejandro Encinas, cercano a AMLO, y el dirigente de Nueva Izquierda, Jesús Ortega, por la vinculación del PRD con José Luis Abarca y la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
Las afirmaciones del exjefe de gobierno y todavía senador del PRD se basan en la convicción de que Los Chuchos promovieron a Abarca para que en 2015 fuera candidato a diputado federal y que su esposa, ahora arraigada, pudiera ser su sustituta como edil en el proceso electoral local.
La respuesta de Ortega no se hizo esperar acusando a Encinas de alimentar la violencia y el odio con la clara intención de destruir, desde dentro, al PRD rumbo a los tiempos políticos que se avecinan.
En tanto el cisma se agudiza, el recuento de los daños de la crisis crece más allá de esa entidad incluyendo: una puerta de Palacio Nacional quemada, una sede del gobierno estatal en llamas, dos alcaldías incendiadas, 21 vehículos a los que les prendieron fuego, una sede del Congreso guerrerense vandalizada y cinco sedes partidistas atacadas en poco más de un mes de protestas.
BALANCE
Uno de los grandes logros de la reforma política de 1977 fue incorporar a la izquierda a la lucha partidaria.
Desde esa época hasta la fecha, distintas organizaciones han logrado materializar su lucha por el poder, ocupando cada vez más espacios de decisión hasta llegar al gobierno de la capital de la República.
Al sentarse en la silla del rey, la izquierda ha tenido que pagar los costos que se derivan del ejercicio del poder.
A mayores responsabilidades también se han sumado mayores tentaciones.
La evidencia no miente.
La corrupción, el abuso de poder y las ligas con el crimen organizado han alcanzado al PRD, tal y como lo han hecho con otras opciones políticas.
Rumbo al 7 de junio de 2015, el partido del sol azteca está obligado a llevar a cabo una profunda autocrítica antes que la espada de Damocles de los electores los alcance con todo el filo de su peligroso metal.
Twitter:@pacoguerreroa65

