


Córdoba.- El propietario de una rosticería del centro de la ciudad señaló a los inspectores de Comercio del Ayuntamiento de llevarse una carretilla de su propiedad, el cual no es utilizado para expender mercancía, como lo argumentaron los funcionarios.
El dueño del establecimiento, Mario Jiménez González, señaló que los inspectores llegaron y de manera arbitraria se llevaron el “diablito” que estaba frente a la calle, “el cual no es utilizado para ninguna acción relacionada con la venta”.
El empresario expresó: “Nosotros pertenecemos al comercio establecido, estamos afiliados a una cámara y de ninguna manera tendrían por qué llevárselo, pues pagamos impuestos y estamos al corriente con nuestros pagos”.
Señalo que “somos varios los comerciantes establecidos los que hemos estado sufriendo acoso por parte de la Dirección de Comercio; primero por el área donde poníamos la mercancía, después por la cuestión del sonido… hemos estado respetando las normativas”.
Sin embargo, señaló, “esto nos ha provocado una importante baja en las ventas; yo, por ejemplo, he tenido que despedir a tres empleados, puesto que ahora señalan que el sonido no puede estar afuera (del local), a mí me parece una medida fascista”.
Dejó entrever que tomará acciones legales contra los inspectores porque, a su parecer, estos “no tienen la facultad de recoger su herramienta de trabajo”.
Por otra parte, Lupita Ibáñez, representante de vendedores ambulantes, señaló “que con Jean Paul Gonzáles Rannauro no es posible el diálogo, pues es una persona cerrada y prepotente, que sólo sabe utilizar a los gorilas de Comercio para hacer los trabajos sucios de Ayuntamiento”.
Por ultimo, el propietario de la rosticería señaló que lo único que le dejaron fue una hoja firmada por los inspectores de Comercio, Juan Vera y César Cortez Martínez.
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