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La historia detrás del plan migratorio

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Washington.- La coalición hispana cultivada con tanto cuidado por el presidente estadunidense Barack Obama empezaba a derrumbarse. 

A principios de marzo, la frustración de los partidarios generalmente leales llegó a su clímax cuando un destacado defensor de los inmigrantes llamó a Obama el
“deportador en jefe”.

Entonces, Obama convocó a tres legisladores hispanos a la Oficina Oval para decirles que daría órdenes al secretario de Seguridad Nacional, Jeh Johnson, de estudiar cómo se podrían aplicar las leyes inmigratorias de forma “más humana”. Esa orden dio lugar a casi nueve meses de deliberaciones, así como de discusiones políticas entre la Casa Blanca y los demócratas.

Obama aplazó cualquier medida hasta después de las legislativas, en las que su Partido Demócrata sufrió un duro golpe frente a los republicanos, que se hicieron del control del Congreso. Pasada la tormenta, el Presidente anunció el jueves de la semana pasada, medidas que protegerían a casi 5 millones de personas de la deportación. 

Lo siguiente es crónica de las deliberaciones de Obama: 

 

La ˙ltima oportunidad 

En el primer semestre de 2014, Obama aún esperaba que el Congreso aprobara un proyecto de ley amplio. El presidente de la Cámara Baja, el republicano John Boehner, había insinuado que ésta podría discutir el tema en mayo o junio, tras la aprobación de un proyecto bipartidista por el Senado el año anterior.

En tanto, las fuerzas del orden reportaban una enorme ola de menores que arribaban desde Centroamérica. Los detractores culparon al Gobierno, diciendo que la decisión de 2012 de aplazar las deportaciones de algunos jóvenes alentaba la inmigración ilegal.

Las últimas esperanzas se desvanecieron el 10 de junio cuando el representante republicano, Eric Cantor, sufrió una inesperada derrota en las primarias de Virginia que muchos atribuyeron a su apoyo a la reforma inmigratoria.

 

Verano turbulento

Obama se puso de plazo finales de agosto para hacer su anuncio, pero los demócratas temían que ello perjudicaría a los candidatos en los estados más conservadores y, en privado, algunos pidieron al secretario general de la Casa Blanca, Denis McDonough, que demorase el proceso.

En septiembre, una encuesta sobre el sentir migratorio en los estados más disputados fue desalentadora: las medidas inminentes de Obama eran profundamente impopulares.

 

Lineamientos

En ese tiempo, Johnson, tras bambalinas, investigaba en secreto qué medidas podía tomar Obama. Funcionarios del Gobierno dijeron que Obama determinó los grandes lineamientos del plan a mediados de año, pero seguía buscando formas de aplazar la deportación de trabajadores rurales y padres de algunos inmigrantes jóvenes. Los abogados del Gobierno concluyeron: legalmente, no podía hacerlo.

Tres días después de las elecciones, Obama invitó a los jefes del Congreso a un almuerzo. Funcionarios de la Casa Blanca dijeron que Boehner hizo un último intento por detener el plan del Presidente, al insinuar que la Cámara Baja podría votar sobre el tema en el segundo trimestre de 2015.

 

Obama estaba decidido

La noche del 20 de noviembre detalló su plan. Frente a la Casa Blanca, manifestantes envueltos en banderas estadunidenses festejaban con carteles que decían, “Gracias, presidente Obama”.

 

Tomado de El Universal

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