


Xalapa.- En el estado de Veracruz se desdeña a los migrantes, no sólo a los centroamericanos, sino a los propios veracruzanos también, pues no hay ningún apoyo para quienes habían migrado a otro estado o país, y han tenido que regresar, lamentó Fernando Flores, xalapeño que regresó a esta ciudad en 2010, como parte del programa denominado como Juarochos.
Y es que además de que Veracruz ha sido señalado como foco rojo en la ruta de los migrantes centroamericanos rumbo a Estados Unidos, las autoridades tampoco cumplen con los apoyos que prometen a los paisanos, lamentó Fernando, de 45 años.
“Yo fui con la licenciada Claudia Ramón, de la Dirección General de Atención a Migrantes, para ver qué tipo de programas de apoyo hay para los migrantes veracruzanos, y no hay nada. Nos dicen que el apoyo ya se dio en la administración pasada, y no los sacas de que fue un programa emergente y que el apoyo era traer a los veracruzanos que estábamos
en Juárez”.
Hace cuatro años, En 2010, Fernando Flores regresó junto con su esposa y dos hijos desde Ciudad Juárez a Xalapa, como parte del programa emergente implementado por el entonces Gobierno de Fidel Herrera Beltrán, para regresar a los veracruzanos de la ciudad del norte del país –a quienes se llamó Juarochos–, debido a los altos índices
de violencia.
Aunque Fernando no se arrepiente de haber regresado a su estado natal, lamenta la falta de oportunidades que hay para los veracruzanos en su propio estado. La promesa gubernamental era que a las familias que regresaran de ciudad Juárez, Chihuahua, se les apoyaría con empleo y créditos para vivienda a través de instituciones de financiamiento, pero las promesas se desvanecieron y ahora, afirma Fernando, las autoridades no atienden ni vía telefónica a los llamados Juarochos.
“El único apoyo que se nos dio fue, en conclusión, el avión para regresar”.
Fernando y su familia se fueron a Chihuahua por la falta de oportunidades en el estado, se regresaron debido a la violencia y por los apoyos prometidos por el Gobierno veracruzano de entonces, “pero, pues ahora tampoco hay oportunidades, nos quedamos sin empleo y sin nada… Yo el apoyo que pido es que me den empleo o financiamiento para poner un negocio y autoemplearme, no pido dinero regalado, sino un
financiamiento”.
Así como la familia de Fernando hay otras sesenta, aproximadamente, en diversas partes del estado, que requieren apoyo para poder sacar a sus hijos de la pobreza.
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