

México.– El presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), Luis Raúl González Pérez, dijo que “los oprobiosos hechos de Iguala y Tlatlaya no son producto de una generación espontánea”, sino que “las condiciones que los propiciaron se gestaron paulatinamente desde
hace tiempo”.
González Pérez cuestionó a las autoridades sobre el caso de los 43 normalistas desaparecidos: “¿Dónde estaban las instituciones de seguridad del Estado que debían prevenir los riesgos y amenazas a la seguridad interior y el orden público? ¿Qué hacían las autoridades competentes de los distintos niveles de gobierno cuando acontecían esos deleznables episodios? ¿Cómo pudimos llegar a tal grado de deterioro social e institucional en esas regiones del país?”
En su discurso con motivo de la entrega del Premio Nacional de Derechos Humanos 2014, el Ombudsman nacional dijo que “los derechos humanos están en crisis en nuestro país” y que las protestas por el caso Iguala son el “catalizador de un largo proceso de frustración” que ha logrado reunir exigencias que hace poco estaban diversas.
Asimismo, reconoció que “existe un malestar social muy difundido, pero no necesariamente tiene su origen ni se limita” al caso de los estudiantes desaparecidos desde el 26 de septiembre y al de Tlatlaya.
Agregó que “las manifestaciones son una expresión de hartazgo ante la impunidad, de indignación por la complicidad entre algunas autoridades y delincuentes y de inconformidad por los abusos de poder y la falta de respuesta de las autoridades a las demandas por un país más justo e incluyente”. Pero lamentó que el derecho a manifestarse se vea afectado por grupos minoritarios violentos que “quisieran generar un contexto de ruptura y
polarización social”.
Ante el Presidente Enrique Peña Nieto, el comisionado de los derechos humanos apuntó que “la violencia, la inseguridad, la corrupción y la impunidad, han provocado, además de dolor e indignación, un sentimiento de desconfianza hacia nuestras instituciones de malestar, de fractura en nuestro estado de derecho así como una percepción de lejanía e indiferencia en las autoridades ante los reclamos de la sociedad”.
Añadió que “no puede haber vuelta atrás. No hay manera de recuperar la engañosa normalidad que como país teníamos antes de Iguala y Tlatlaya, asentada en simulación, desidia, indolencia y falta de responsabilidad pública” González Pérez propuso revisar con autocrítica el fenómeno de protesta y el enojo colectivo para entender y “reorientar nuestras acciones”, lo cual “obliga a un cambio de actitud, estrategia y de discurso”.
tomado de SIN EMBARGO
