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El minutero

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PARIS BAJO ATAQUE

Ayer fue una jornada negra en la Ciudad Luz pues el pánico se apoderó de todos a causa de dos balaceras sucedidas en sus alrededores, a 48 horas del ataque terrorista al semanario Charlie Hebdo que causó doce muertos, entre ellos ocho periodistas. En las radiodifusoras y televisoras así como en los portales de noticias electrónicos y las redes sociales se daba cuenta de fuego cruzado entre policías y terroristas así como la toma de rehenes en dos puntos de la periferia
parisina.

En los alrededores de Dammartin-en-Goële a las orillas del río Marne, al este de París y en Porte de Vincennes, al sureste, se produjeron los enfrentamientos. En el primer sitio, los hermanos Chérif et Saïd Kuachi, dos de los perpetradores del atentado contra el periódico Charlie Hebdo se refugiaron en un negocio de impresiones donde tomaron un rehén, el cual salió ileso al final, cuando los agentes especializados mataron a balazos a los dos terroristas. Esto luego de una cacería de dos días en los alrededores de la ciudad que incluyó el “peinado” metro a metro de parajes y bosques desde la zona rural de la Picardía al norte de París.

Un tercer involucrado en el atentado contra el semanario, Amedy Coulibaly, se atrincheró en un supermercado en Porte de Vincennes donde también fue abatido por la policía, pero en la maniobra también murieron cuatro personas que estaban como rehenes. Un día antes, el jueves, el mismo Coulibay atacó y asesinó a tiros a una policía en Montrouge, al sur de París. Así, 54 horas después del ataque a Charlie Hebdo los tres responsables del crimen de reporteros y vigilantes fueron abatidos por las fuerzas policiacas. En cierta forma, la inteligencia francesa funcionó con rapidez.

Sin embargo, por toda la ciudad un dejo de miedo se percibía –y se sigue sintiendo- en el ambiente. En escuelas, en el metro y los autobuses, en los edificios gubernamentales y los sitios turísticos la sensación de toda la jornada fue de temor generalizado. El transporte público —metro, tranvías y trenes conurbados— se paralizó durante horas con la advertencia de alerta máxima por posibles ataques terroristas, luego de que se supo de las balaceras en la periferia.

Aun con la identificación y eliminación de los tres atacantes del semanario la situación no está concluida ni el peligro erradicado. Vienen tiempos difíciles y las secuelas serán  muy fuertes, de una parte y de la otra, según los expertos. Las organizaciones terroristas partidarias de la Yihad o guerra santa, entre ellas Al Qaeda,  que financiaron a los hermanos Kuachi, prometen castigar a Francia en su mismo territorio, llevar la guerra del Medio Oriente hasta suelo parisino, pues no sólo acusan al país de permitir que se ofenda al profeta Mahoma en las caricaturas de prensa, sino por participar en operaciones militares en sus países.

 Por su lado, el Gobierno francés prepara un endurecimiento de su seguridad interna que incluirá reforzar las medidas  antiterroristas, y eso traerá momentos difíciles para todos los inmigrantes, especialmente los provenientes de países musulmanes.  Todo apunta a que se modificará sustancialmente la política migratoria y se recrudecerá el racismo y la intolerancia religiosa —en el país galo hay cinco millones de musulmanes—. La resaca tremenda que se vivió en Estados Unidos contra los inmigrantes tras los ataques a las Torres Gemelas en el 2001 —y de la que fueron víctimas indirectas los inmigrantes latinoamericanos— se prevé parecida en la región europea.

Un tercer ingrediente que pone a todos bajo alerta es el papel que jugará de ahora en adelante el partido de ultraderecha Frente Nacional (Le Front National) pues el ataque terrorista le da armas políticas para reposicionarse entre el electorado. El miedo a estar bajo el riesgo de ser víctimas de atentados terroristas podría hacer que los franceses volteen la vista al Frente Nacional que exige el cierre de fronteras, la reducción al máximo de títulos de residencia a extranjeros, la expulsión de ilegales, el aumento del presupuesto a la armada y un operativo sin precedentes para cazar a posibles yidahistas y sus próximos, es decir,
sus familias.

Para el domingo próximo el Gobierno francés ha convocado a una gran manifestación en el centro de París en el que se esperan más de un millón de personas. Todos los partidos políticos están convocados, excepto el conservador  Frente Nacional que ya se lanzó a la escena contra esa manifestación en voz de su  dirigente, Marine Le Pen, quien acusó dicha concentración de excluyente e hipócrita.  Por lo pronto, para el  próximo miércoles 14 de enero se espera que salga a la calle la edición de Charlie Hebdo, la cual no se suspenderá, aun con el homicidio de su director y de sus caricaturistas y redactores.

La solidaridad gremial lo hará posible pues el diario Liberation, de izquierda, ofreció sus talleres para maquilar los ejemplares y hay una colecta —cagnotte, le dicen, o sea, una “vaquita”— entre las empresas periodísticas —incluyendo grandes periódicos como Le Monde y Le Figaro—, reporteros, lectores y distribuidores de prensa para financiar a Charlie Hebdo e impedir que se apague, que deje de editarse. Se prevé una edición de un millón de ejemplares —su tiraje normal era de 60 mil ejemplares—. El periódico inglés The Guardian envió 128 mil euros para sostener al semanario en sus ediciones
venideras. 

Los organizadores de ese apoyo solidario lo  han dicho en todos los foros, si se deja que el terror apague fuentes de información, todo está perdido y los terroristas habrán ganado. “Hay que resistir al miedo, al silencio, al odio, luchar con la razón, con las palabras y con la risa. Hay que sonreír, si quieren ayudarnos, hay que reírse y hacer que todo esto tenga sentido”, ha dicho en entrevistas el colaborador de Charlie Hebdo, Richard Malka.

 

EL HORROR Y LA MISERIA

Mientras eso sucede en Europa, en Veracruz, tan lacerado por la violencia, se viven días de horror. Ha transcendido en  filtraciones de prensa que el periodista y activista social, Moisés Sánchez Cerezo, secuestrado por hombres armados desde el dos de enero en Medellín de Bravo, habría aparecido sin vida y su cuerpo tremendamente maltratado e irreconocible. Esa es otra herida tremenda y dolorosa para el gremio local, mismo que ya lleva doce golpes de este tipo pues son doce los compañeros que nos han arrebatado.

 Repudiable es que el gobierno estatal guarde silencio y oculte información. No aclara, no desmiente, no confirma y calla a conveniencia. Indolentes e irresponsables. Más condenable aún es la ola de descalificaciones que algunos colegas y directivos de medios  informativos han lanzado contra Moisés y contra los compañeros que han salido a la calle a exigir que lo busquen y lo regresen con vida. Es la miseria humana que exhiben sin tapujos a cambio de unos cuantos pesos. Que recen para que algún día no sean ellos los que tengan que salir a la calle para clamar justicia o el regreso de un ser querido. Dios los proteja.

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El misterio de los cuatro

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