

CHARLIE DES SURVIVANTS
En Francia, la edición post-atentado del semanario Charlie Hebdo, cuya redacción fue diezmada hace una semana, el 7 de enero, por un ataque terrorista que costó la vida a doce personas, entre ellas ocho periodistas, literalmente voló de los estanquillos el miércoles pasado.
A las seis de la mañana cuando abrieron los puestos de periódicos ya había personas formadas en fila esperando comprar la publicación. Diez minutos más tarde todos los ejemplares estaban agotados.
Así, un millón de semanarios para Francia volaron como “pan caliente”, dirían en México. La esperanza de todos los que no lograron obtener un ejemplar es esperar el tiraje de otros dos millones que fue anunciado por el diario Liberation, que presta sus talleres para maquilar el semanario. A esta la edición ya la llaman “Charlie des survivants” (Charlie de los
sobrevivientes).
Hay que recordar que Charlie Hebdo salió a nuevamente a las calles con el apoyo solidario de medios, lectores, gobiernos y distribuidores de prensa que han realizado una “cagnotte” –una vaquita, cooperación- para costear
futuras ediciones.
A la par, en su portal web (charliehebdo.fr), Charlie Hebdo sigue en página negra en señal de luto con la leyenda en alto “Je suis Charlie” y la caricatura de una mano empuñando un lápiz en alto y abajo, las consignas.
“Porque el lápiz estará siempre sobre la barbarie…porque la libertad es un derecho universal …porque ustedes nos sostienen, somos Charlie Hebdo, el periódico de los sobrevivientes y nosotros, Charlie, saldremos el próximo miércoles”.
Y a una semana del atentado, las secuelas geopolíticas ya están en marcha. Francia anunció que continuará su participación en los bombardeos en Yemen y otros puntos del Medio Oriente contra las organizaciones terrorista, principalmente Al Qaeda y el Estado Islámico, además de que se revisa la política de seguridad
interna y migración.
“Estamos en guerra contra el terrorismo, no contra la religión”, dijo el primer ministro Manuel Vals, y eso significa que, efectivamente, una nueva fase bélica comenzará tanto en el exterior con al interior, de baja intensidad por el momento, para ubicar sobre suelo francés células de esas organizaciones. Todos coinciden: se vienen tiempos difíciles porque las víctimas “colaterales” será la población árabe y africana inmigrante.
DOS SEMANAS
Y en temas locales, hoy se cumplen quince días del secuestro del periodista Moisés Sánchez Cerezo en Medellín de Bravo sin que se haya dado con su paradero. Las autoridades siguen omisas y han centrado el asunto en el alcalde panista de ese municipio, Omar Cruz Reyes quien había amenazado al también activista con “darle un susto” por manejar información crítica hacia su administración. Por donde se le vea, el caso es espinoso para los gobiernos estatal y municipal. En primera porque se repite lo sucedido con el compañero Gregorio Jiménez de la Cruz, plagiado de la misma manera hace un año en el
sur del estado.
En ambos casos la policía estatal tardó horas en atender la petición de auxilio de los familiares y en esas horas perdidas se pudo localizar el vehículo donde trasladaban a los reporteros y se podría haber interceptado a los raptores.
Si el sistema policiaco en Veracruz estuviera diseñado para proteger a los ciudadanos y combatir a la delincuencia, hoy Moisés y Gregorio estuvieran con bien.
En segundo lugar, el gobierno estatal ha ocultado información y muchos aseguran que manipulado evidencias para evitar que Sánchez Cerezo sea considerado
como fallecido.
Perversamente, dicen algunos analistas, los funcionarios estatales lo prefieren “desaparecido” que sin vida. Jugar así con la preocupación de los familiares y con las condiciones de un desaparecido
no tiene nombre.
En tercer lugar porque, según se ha dicho, los secuestradores fueron policías del municipio de Medellín de Bravo –que habrían actuado bajo la orden del alcalde identificado con la clave, Azul 1, como se utiliza en las organizaciones criminales- y el asunto se le vuelve a atravesar al gobierno estatal pues todos los efectivos municipales son “policías acreditados” de esos que se presume salieron de la Academia Estatal de Policías con características de estar libres de colusión con la criminalidad.
Todo eso les rebota en la cara. Los “policías acreditados” de Medellín son como los “policías acreditados” que secuestraron y presuntamente asesinaron al cantante amateur Gibran Martíz en Jalapa –y que por cierto, gracias a la protección del secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez, hoy están en libertad-. Entonces no es el primer caso donde los policías son los criminales y eso de que están “acreditados” como de confianza
es puro cuento.
Un cuarto asunto, de acuerdo a los bien enterados, es que hay dos hipótesis alrededor del alcalde de Medellín de Bravo. Una es que si la procuraduría veracruzana tuviera indicios suficientes sobre su responsabilidad ya hubiera solicitado su desafuero ante el congreso local y dos, que en realidad lo están protegiendo porque al proceder en su contra también evidenciaría que la policía municipal salida de la Academia Estatal de Policía está involucrada en asuntos criminales, y de paso, Cruz Reyes soltaría a la opinión pública todos los acuerdos que hizo con la administración estatal desde su arribó al
ayuntamiento.
La anterior sin dejar a un lado la actuación facciosa del edil Cruz Reyes quien es comparado en las redes sociales con José Luis Abarca el defenestrado alcalde de Iguala, Guerrero, uno de los responsables de la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa desde el 26 de septiembre
del año pasado.
Cruz Reyes no es una persona proba sino cuestionable y aún cuando se autodefine como un “chivo expiatorio” en el caso del reportero plagiado y tiene el impudor de decirse que era “su amigo”, la sospecha la lleva marcada
en la frente.
Todos en Medellín de Bravo cuentan historias turbias del presidente municipal, algunas ligadas al crimen organizado y no son pocos los hechos que apuntarían a una veracidad de las mismas. Hay antecedentes, dicen, como el presunto intento de “levantón” que sufrió al principio de su administración por divergencias con los grupos delincuenciales, donde salió herido uno de sus colaboradores y la otra, el plagio de su excomandante de la policía municipal, ligado también al diputado priísta y exalcalde de Veracruz, José Ramón Gutiérrez de Velasco , además de otras anécdotas que podrán sonar a ficción pero que apuntan a un nexo con asuntos inconfesables. ¿Qué Omar Cruz es el José Luis Abarca de Veracruz?. Hay datos que apuntaría a eso.
EL KARMA EMPRESARIAL
En temas locales, es divertido leer expresiones y comentarios escandalizados sobre el desaire que personal de la Secretaría de Finanzas y Planeación (Sefiplan) hizo a un grupo de empresarios jalapeños que se presentaron en esas oficinas para cobrar deudas pendientes. Según las crónicas periodísticas, los encargados de seguridad los echaron físicamente del lugar y horas más tarde esos mismos empresarios fueron a lloriquear ante la prensa sobre el trato grosero que
les propinaron.
Por supuesto que a nadie se le debe tratar con tal bellaquería pero en el caso de los dirigentes empresariales, entre ellos los líderes de las cámaras Nacional de Comercio (Canaco), Nacional de la Industria de Transformación (Canacintra), Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Comparmex), de la Asociación de Constructores (Acevac) y del fantasmal Consejo Coordinador Empresarial de Jalapa, puede decirse que es el “karma” que ya los alcanzó.
Estos señores se han prestado al rejuego de la administración estatal para aplaudir toda medida tomada, aún si ésta es contraria a los intereses de la población y de los mismos empresarios. Todos han descalificado a la oposición o los grupos de la sociedad civil que alzan la voz denunciando atropellos de las
autoridades estatales.
Todos han minimizado casos de corrupción gubernamental y peor aún, entre sus filas aceptan y arropan a empresarios que han lucrado con el patrimonio estatal, algunos de
forma asesina.
Tal es el caso de Andrés Beceiro López, quien fue líder de Consejo Coordinador Empresarial y vendió medicinas falsas al Centro Estatal de Cancerología durante la fidelidad. ¿Cuántos enfermos de cáncer murieron a destiempo o no pudieron salvarse por tomar
medicamentos apócrifos?.
¿Qué hicieron los líderes empresariales ante tal acto criminal?. ¡Nada!, callaron, y recibieron en su seno a ese empresario impúdico, y siguieron aplaudiendo al gobierno estatal en lugar de demandar una investigación por el caso.
Otro caso de actuación indigna de estos líderes empresariales ha sido cuando comerciantes jalapeños han tenido que cerrar sus negocios y huir del estado por amenazas, extorsiones y secuestros del crimen organizado.
Todas las cámaras empresariales permanecen en silencio para no hacer enojar a palacio de gobierno si salen a hablar por la situación de inseguridad que afecta a la iniciativa privada. De vez en cuando hay una declaración reducida de alguno de ellos pero matizada y con la frase siempre igual: que reiteran su confianza en el
gobierno estatal.
Y qué decir la empresaria constructora, Leonor de la Miyar, exsecretaria de Desarrollo Urbano en la fidelidad, que el miércoles pasado se quejaba del trato recibido por guardias de seguridad en Sefiplan pero que fue parte de la administración corrupta del innombrabe y que los últimos años se ha dedicado a realizar desayunos con políticos en donde reúne a todos los empresarios oficialistas para aplaudirles y
colmarlos de piropos.
Lo que sube tiene que bajar y el destino los está alcanzando. Son ese tipo de empresarios orgánicos que callan ante las injusticias de la población pero arman un escándalo cuando tocan sus intereses.
Aunque su situación confirma el desastre financiero del gobierno estatal que se niega a pagar sus adeudos y prefiere desalojar a los acreedores, tampoco hay que hacerle mucho caso a los plañideros. Total, ellos callan y aplauden cuando la mayoría de los mexicanos padece al gobierno fallido.
