


Córdoba.- Después de haber publicado la denuncia penal que pesa en contra del alcalde de Fortín Armel Cid de León desde el pasado sábado, por la brutal golpiza que le propinó a una mujer, la sociedad se une al llamado a las autoridades para que se proceda en contra de este alcalde sin escrúpulos, que fue capaz de llenarle la cara de hematomas a una mujer.
Como se informó en nuestra edición de ayer, la denuncia fue interpuesta en la Fiscalía Especializada en Delitos contra la Familia, y se integró a la investigación 234/2015.
Sin embargo, es el Fiscal del estado, Luis Ángel Bravo Contreras, el responsable de impartir justicia en este lamentable caso, y está obligado a pedir al Congreso el desafuero del alcalde golpeador, Armel Cid de Leon, para que sea investigado y procesado por agresiones graves a una mujer.
¿Va a actuar la Procuraduría con todo el peso de la Ley? o va Luis Angel Bravo a darle trato de “amigos” a Armel Cid violando así todos las garantías y los derechos de una víctima de
agresiones severas?
¿Va a proteger el Procurador a quien por cínico e irresponsable destrozó a dos familias? ¿Encubrirá la Procuraduría a quien se atrevió a golpear hasta el cansancio a una mujer dejándola incluso tirada, en la noche, en el acotamiento de la carretera a Huatusco, por demás peligrosa, para después regresar por ella y seguirla golpeando?
Por que si es su amigo, pues que se lo lleve a Xalapa, ¡en Fortín cuenta con el repudio de toda la sociedad! El Procurador tiene madre, esposa, hijas, hermana y sobrina. Señor Procurador, ¿de qué manera actuaría en contra de un sujeto que le regresara a su casa a una de esas mujeres de su familia, en las condiciones en las que este sinvergüenza regresó a su pareja sentimental?
¡Aunque fuese por el motivo que fuera! No existe justificación para golpear a una mujer, bajo ningún argumento.
Si el Alcalde Armel Cid se siente tan “valiente” como para además de mantener una relación fuera de su matrimonio, golpear de manera brutal a su pareja, que sea igualmente valiente pero para enfrentar las consecuencias y en este caso a la justicia, porque ni los perros muerden a sus hembras.


