
Un caso de desaparición que mantuvo a la familia de Julio César Hernández Díaz en vilo durante más de cuatro años dio un giro inesperado cuando fue localizado en Tijuana, Baja California, tras haberse perdido todo contacto con sus seres queridos desde octubre de 2021.
Julio César había sido reportado como desaparecido tras su última comunicación telefónica con su familia en Chiapas, cuando viajaba a Tijuana. Su madre fue quien interpuso la denuncia, temiendo por su seguridad debido a la falta de información sobre su paradero.
El hallazgo se realizó gracias a la valiosa labor del grupo “Patrulla Espiritual”, una organización que apoya a personas en situación de calle en la región. En un video publicado por el grupo, se muestra a Julio César desorientado, inicialmente sin reconocer su identidad. Tras un breve intercambio de palabras, el joven confirma su nombre y su lugar de origen, lo que permitió que la grabación se hiciera viral y llegara rápidamente a sus familiares en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.
El rescate tuvo lugar en el bulevar 2000, en la carretera que conecta Tijuana con Rosarito, donde Julio César se encontraba en situación de calle. La intervención de los voluntarios fue crucial para que, tras la difusión del video, su familia pudiera identificarlo.
Una vez conocido su paradero, la familia de Julio César organizó una campaña en redes sociales, recibiendo un apoyo abrumador de la comunidad. Además, el grupo de ayuda “Patrulla Espiritual” informó que el joven aceptó recibir rehabilitación antes de regresar a su hogar en Chiapas, lo que generó una ola de solidaridad entre los internautas, quienes compartieron mensajes de aliento.
En las últimas imágenes compartidas, Julio César aparece con una mejor vestimenta y aseado, lo que muestra el progreso logrado en su rehabilitación. A pesar de la cobertura mediática y la movilización social, hasta el momento no se ha emitido una declaración oficial por parte de la Fiscalía General del Estado (FGE) de Chiapas, que tenía registrado el caso bajo el número de reporte 1/0032/2022.
Este caso destaca la relevancia de la cooperación entre organizaciones civiles y la comunidad en redes sociales para la localización de personas desaparecidas, un esfuerzo que, en este caso, trajo una alegría inesperada y un reencuentro que parecía imposible.
