
De la Redacción
El Buen Tono
Córdoba.- La reciente fuga masiva en la carretera a Cerezos, que dejó sin agua a más de 20 comunidades de la sierra del Gallego y zonas aledañas, es sólo la punta del iceberg de un problema sistémico: la incapacidad crónica de Hidrosistema para garantizar un servicio eficiente y actuar con prontitud ante emergencias.
Mientras los cordobeses sufren por un severo estrés hídrico, la paramunicipal demora horas en atender las fugas, a pesar de los insistentes reportes ciudadanos.
Vecinos y organizaciones civiles llevan años denunciando el abandono de la infraestructura hidráulica, agravado por una opaca distribución de recursos.
La tardanza en reparaciones no sólo desperdicia millones de litros de agua, un recurso cada vez más escaso, sino que refleja la indiferencia de la paramunicipal ante comunidades que sobreviven con suministros intermitentes o, como en Bajío, donde llevan meses sin servicio.
En los últimos 14 meses, se registraron 39 tomas clandestinas, un acto de desesperación en comunidades abandonadas.
Cada fuga reparada temporalmente drena no sólo agua, sino recursos.
“Las bombas se queman porque la infraestructura ya no da para más”, explican habitantes de Bajío, donde el suministro lleva dos meses suspendido.
En zonas como Paredones y Loma Grande, una pipa con 200 litros por familia resulta insuficiente: “Quedaron de avisar cuándo llegarían, pero no cumplieron”, denuncian.
García Viveros, de la asociación Ciudadanos Unidos, resume el reclamo social: “Siempre es lo mismo: tuberías rotas, bombas insuficientes. Los ingenieros sólo saben del agua en papel”.
