De la Redacción
El Buen Tono
Córdoba.- En Colorines, decenas de familias se agolpaban alrededor de una pipa con agua, con cubetas en mano y miradas de frustración. La escena, repetida por semanas, es el reflejo de un problema más profundo: la lentitud y la burocracia de Hidrosistema que ha obligado a la comunidad a librar batallas diarias por acceder al líquido vital. Los conflictos entre vecinos, sin embargo, sólo ocultan la responsabilidad institucional que evade soluciones duraderas.
Desde la tarde de este jueves, el acceso a la zona fue bloqueado con piedras y barricadas informales, según denunciaron residentes. “No hay paso ni para los autobuses. Cerraron todo, y así nadie resuelve nada”, relató una vecina.
Las obstrucciones, calificadas como “vandalismo”, han complicado el traslado de las pipas y generado tensiones. “Están hasta con piedras; ya eso es vandalismo. Por eso nos etiquetan como alborotadores, pero queremos agua”, agregó.
La ruta cercana a Colorines, punto crítico de reparto, se convirtió en un hervidero de reclamos. Aunque algunos vecinos intentaron organizar turnos pacíficos e incluso colaboraron para subir mangueras a las viviendas del cerro, la escasez y la desconfianza avivaron el caos, ante la indiferencia de Hidrosistema.
Los residentes señalan que, en lugar de agilizar la distribución con reparaciones en la infraestructura o un cronograma claro, Hidrosistema ha delegado la crisis en la comunidad. “Debieron resolver en sus instalaciones, no mandar las pipas a lo loco. Ahora, por unos cuantos, dicen que ya no enviarán pipas”, critican.
La gota que derramó el vaso fue el anuncio de que el organismo reduciría el apoyo con pipas debido a los altercados en esa zona habitacional. “Es un círculo vicioso: por la lentitud de ellos, la gente se desespera, y por el desorden, Hidrosistema se lava las manos”, denunció un hombre que cargaba dos garrafones vacíos.
