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Bertha, una mujer que aprendió a hablar, luchar y salir adelante en Orizaba

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“No nacimos sólo para ser madres”

Sandra González
El Buen Tono

Orizaba, Ver.- Bertha llegó hace 18 años a Kalli Luz Marina con un pasado de silencios impuestos y un futuro incierto, pero con una convicción inquebrantable: no permitiría que su historia se repitiera en sus hijos. Proveniente de un municipio serrano, en donde desde niña enfrentó el trabajo duro y la discriminación, encontró en este espacio de formación feminista un lugar donde por fin pudo hablar, aprender y transformar su vida.

“Nos invitaron y nos dijeron que nos iban a dar una formación. Empezamos en la parroquia y luego nos invitaron a unos talleres. Nos empezamos a formar, nos enseñaron lo que son los derechos de las mujeres, y poco a poco así me fui involucrando”, recordó.

Antes de llegar a Kalli, su realidad era otra. En su entorno familiar, como a muchas otras mujeres indígenas, le hicieron creer que su único propósito era ser madre. “Sólo hablaba náhuatl y sólo terminé la primaria. Desde los 8 o 9 años empecé a trabajar. Nunca nos dejaban hablar”, comparte.

La migración a la ciudad fue otro reto: “Es muy difícil desenvolverte con las personas que no te aceptan porque recibes discriminación. Me costaba mucho relacionarme”. Pero su voluntad no se doblegó. “En mi hogar me decían que como mujer solo nací para ser familia, pero yo siempre pensé que no iba a permitir que me pegaran”, sostuvo con firmeza.

Bertha cumplió esa promesa. Su esposo, aunque con diferencias, nunca la golpeó. Sin embargo, en 2016 vivió uno de los golpes más duros: su su pareja fue secuestrado y asesinado. “Nosotros no tenemos dinero. Vivimos en una casa con techo de lámina. Me pidieron mucho dinero para soltarlo y no lo soltaron. Lo encontraron muerto”.

Se quedó sola, con siete hijos. Algunos apenas comenzaban la universidad. “Kalli me ayudó y mucha gente me ayudó económicamente. Como ya participaba, me enseñaron a manejar la economía del hogar”, relató.

Con mucho esfuerzo, Bertha logró que tres de sus hijos terminaran la universidad: uno es arquitecto, una hija egresó de la Universidad Veracruzana estudió gestión y dirección de empresas,. Otros siguen en el camino: uno estudia ingeniería mecánica y otro electricidad. “Yo los animo mucho. Todos trabajamos para salir adelante”, dice con orgullo. El más pequeño ya rebasa los 20 años.

Bertha logro sacar fuerza de la impotencia
“Cuando uno vive todo eso, a veces recae, pero uno agarra valor del coraje de no poder hacer nada. Eso te impulsa. Por eso les digo a mis hijos que se cuiden mucho, que vayan con precaución”.

Aunque el miedo permanece, también lo hace la determinación, pues “aunque ando sola de arriba para abajo, siempre vengo bien pendiente. Te da miedo salir, pero sabes que tienes que salir adelante”.

El acompañamiento psicológico, la tanatología y la fe en el Creador han sido su sostén. “Cuando me pasó eso, ya no podía estar en la casa. Mis hijos me decían: ‘Mami, tenemos que salir, tenemos que hacer nuestra vida’. Aquí me mandaron con la psicóloga, luego con la tanatóloga. Eso me ha ayudado”.

En este Día de las Madres, Bertha representa a esas mujeres que no sólo dan vida, sino que también la reconstruyen, la defienden y la dignifican, enseñando con el ejemplo que el amor también es lucha, y que ser madre no es el único destino de una mujer, sino uno de tantos caminos que pueden recorrer con libertad.

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