

AGENCIA
México.- El robo de hidrocarburos en México continúa en ascenso y se expande con nuevas modalidades transfronterizas. De acuerdo con cifras de Petróleos Mexicanos (Pemex), obtenidas vía solicitud de información y reveladas por El Economista, al menos 10 estados del país registraron un aumento en tomas clandestinas durante 2024, destacando el caso de Oaxaca, donde el incremento fue del 136.5 por ciento (%) al pasar de 41 a 97 casos respecto a 2023.
Este fenómeno no se ha detenido en lo que va de 2025. En Guanajuato, la estrategia de seguridad Confía (Coordinación Operativa de la Nueva Fuerza de Inteligencia Anticrimen), reportó que entre el 26 de septiembre de 2024 y el 30 de abril de este año se aseguraron más de un millón 106 mil litros de hidrocarburos y sus derivados, según informó Milenio.
Pero lo más alarmante es la nueva ruta criminal que involucra directamente a Estados Unidos. Un reportaje de El País, publicado en mayo, reveló que grupos del crimen organizado extraen petróleo crudo en México, lo envían de contrabando a EU, donde es refinado y reetiquetado como lubricantes o aceites de bajo valor para evadir impuestos al reingresar a territorio mexicano.
Esta operación ha sido identificada por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos como la segunda actividad más lucrativa para el crimen organizado mexicano, solo detrás del narcotráfico.
Las autoridades estadounidenses han tomado cartas en el asunto. En días recientes, agencias de seguridad allanaron las instalaciones de Arroyo Terminals, una empresa con sede en Texas que se dedicaba a la compra, refinamiento y venta de combustible ilegalmente importado desde México. La firma también está acusada de participar en un esquema de lavado de dinero con ingresos provenientes de la venta del hidrocarburo robado.
El 1 de mayo, el Departamento del Tesoro anunció sanciones contra una red familiar de huachicoleros presuntamente liderada por César Morfín, alias “El Primito”, supuesto cabecilla del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en Tamaulipas.
Este entramado binacional de crimen organizado representa un nuevo desafío para las autoridades mexicanas y estadounidenses, al mezclar el robo de combustible con operaciones sofisticadas de contrabando, evasión fiscal y lavado de activos.
