

AGENCIA
Ciudad de México.- En una peligrosa evolución del narcotráfico, el Cártel de Sinaloa ha comenzado a adulterar el “tusi” -droga sintética popular en ambientes festivos- con fentanilo, una sustancia altamente adictiva y letal, según reportes de la Administración para el Control de Drogas de EU (DEA).
El “tusi”, también conocido como “cocaína rosa”, originalmente se elaboraba a partir de una mezcla de ketamina, cocaína y metanfetamina, y era promovido como una droga recreativa de uso exclusivo en fiestas de alto nivel adquisitivo. Sin embargo, la incorporación de fentanilo -hasta 50 veces más potente que la heroína- convierte esta mezcla en una amenaza mortal, especialmente para consumidores que desconocen su verdadero contenido.
La DEA ha señalado que esta modificación responde a una estrategia del Cártel de Sinaloa para ampliar sus ganancias y fortalecer su presencia internacional. Con una larga trayectoria en el tráfico de opio y cocaína, el grupo criminal ha diversificado su producción al importar ketamina desde China y combinarla con opioides sintéticos, creando versiones cada vez más potentes y peligrosas del “tusi”.
La expansión del “tusi” ha sido acelerada por su promoción en canciones de artistas populares como Peso Pluma, lo que ha contribuido a su normalización entre los jóvenes. Su apariencia llamativa, color rosa y aroma dulzón han generado una percepción errónea de que se trata de una droga menos dañina, cuando en realidad su consumo puede provocar paranoia, ansiedad, despersonalización, pérdida de memoria e incluso la muerte.
A pesar de que no existen cifras concretas sobre el impacto del “tusi” adulterado en México, la DEA advierte que su composición cambiante lo convierte en una sustancia imposible de regular y extremadamente difícil de detectar. Las autoridades hacen un llamado urgente a coordinar acciones entre gobiernos, instituciones de salud y organizaciones civiles para contener su propagación y evitar una nueva crisis de salud pública ligada al fentanilo.
El avance del narcotráfico hacia drogas sintéticas y combinadas refleja la adaptabilidad criminal de grupos como el Cártel de Sinaloa, y representa un desafío creciente para la seguridad y salud en México y más allá.
