

Yessica Martínez Argüelles
El Buen Tono
Córdoba.- Lo que debía ser una rueda de prensa, terminó siendo un acto de censura premeditado. En el evento encabezado por Luisa María Alcalde, presidenta nacional de Morena; Esteban Ramírez Zepeta, dirigente estatal de Morena; y Manuel Alonso Cerezo, el lavador del crimen organizado, líder del cártel inmobiliario y candidato impugnado, se impidió el ingreso a medios de comunicación críticos. Sólo entraron aquellos previamente autorizados (pagados) por el equipo de campaña, es decir, medios comprados o sometidos a línea política.
La razón es evidente: tienen miedo. Miedo de que la prensa libre les cuestione sobre los actos ilícitos que hoy los rodean, entre ellos la venta de candidaturas dentro del partido, el uso de recursos ilícitos y no reportados en la campaña de Manuel Alonso Cerezo, la impugnación de su candidatura por fraude en el proceso interno de Morena, su participación documentada en operativos violentos y despojo de propiedades, lista negra, empujones, escoltas, intimidación y censura: así opera el candidato criminal, todo lo contrario que ha solicitado la presidenta Claudia Sheinbaum.
En el acceso al recinto se utilizó una lista de “medios permitidos” utilizando la censura previa, manejada por el equipo de Alonso Cerezo. Quienes no estaban registrados –es decir, quienes no forman parte de su red mediática pagada– fueron bloqueados e incluso empujados físicamente. La orden era clara: no dejar pasar a nadie que pudiera hacer preguntas reales.
Lo que sucedió este domingo es reflejo de cómo operan los criminales cuando están en campaña: imponen el silencio, manipulan la narrativa y excluyen a quien se atreve a preguntar. Manuel Alonso Cerezo no es un candidato, es un operador del crimen de cuello blanco, que ha hecho de su campaña una estructura de intimidación, derroche y censura.
¿Y Luisa María Alcalde? ¿Y Morena nacional?
Lo más indignante es que Luisa María Alcalde fue testigo de este acto de censura, y guardó silencio. No defendió la libertad de expresión, ni condenó que se impidiera el trabajo de la prensa crítica. Lo mismo ocurrió con Esteban Ramírez, dirigente estatal, quien sólo se limitó a posar para fotos y aplaudir a quien hoy es investigado por la Unidad Técnica de Fiscalización del INE y señalado por operaciones financieras con recursos de origen ilícito.
Además, en su discurso, de manera hipócrita criticó el nepotismo –al igual que Claudia Sheinbaum–, aunque en la plantilla de Manuel Alonso van hermanas de regidoras y hasta hijos, abuelas y nietos en distintas direcciones, habría que preguntarle a Javier Ramos Bozziere sobre sus demás familiares.
