

En medio del incremento de los flujos migratorios provenientes de la frontera sur de Estados Unidos y la creciente presión política sobre la inmigración indocumentada, las llamadas ciudades santuario han vuelto al centro del debate nacional. Pero, ¿qué son exactamente y por qué generan tanta controversia?
¿Qué es una ciudad santuario?
Aunque no existe una definición oficial a nivel federal, se considera ciudad santuario a aquella jurisdicción —ciudad o estado— que limita su cooperación con las autoridades migratorias federales, particularmente con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). La intención es clara: evitar que los migrantes indocumentados sean deportados por infracciones menores y proteger así su permanencia en el país.
Un origen humanitario
Estas políticas comenzaron a gestarse en la década de 1980, cuando varias iglesias estadounidenses ofrecieron refugio a personas que huían de los conflictos armados en Centroamérica. El movimiento evolucionó hasta que diversos gobiernos locales empezaron a implementar ordenanzas que restringen el uso de recursos locales en acciones federales de deportación.
Desde entonces, las políticas santuario han sido adoptadas principalmente en regiones con alta población migrante y han ganado fuerza en momentos de conflicto con la política federal, como ocurrió durante la presidencia de Donald Trump.
¿Qué implican en la práctica?
En estas ciudades, una persona indocumentada detenida por una falta menor —como no respetar un semáforo o manejar sin licencia— no es automáticamente entregada a ICE. Las autoridades locales solo colaboran si existe una orden judicial federal o si la persona tiene antecedentes penales graves.
Esto contrasta fuertemente con los estados que han aprobado leyes anti-santuario, como Texas, Florida y Georgia, donde la policía local está obligada a colaborar con ICE en prácticamente todos los casos.
Seguridad pública y confianza comunitaria
Quienes defienden estas políticas argumentan que las ciudades santuario fortalecen el tejido social. Al eliminar el temor de deportación por acudir a una escuela, denunciar un crimen o asistir a un hospital, los migrantes se sienten más seguros y dispuestos a participar en la vida comunitaria.
Jefes de policía han advertido que la cooperación con ICE puede socavar la confianza entre la comunidad migrante y las fuerzas del orden, lo que dificulta investigaciones e incluso el acceso a servicios médicos o legales.
Además, estudios recientes indican que las ciudades santuario no presentan mayores niveles de criminalidad. De hecho, en muchos casos, registran índices más bajos en comparación con otras zonas sin estas políticas.
¿Dónde se aplican estas políticas?
Entre los estados que mantienen políticas de santuario se encuentran:
- California
- Nueva York
- Nueva Jersey
- Illinois
- Massachusetts
- Oregón
- Washington
- Colorado
- Connecticut
Por el contrario, los estados con leyes anti-santuario incluyen:
- Texas
- Florida
- Georgia
- Alabama
- Iowa
- Tennessee
- Virginia Occidental
¿Qué pasará si Trump regresa?
Con Donald Trump buscando un segundo mandato en 2025, muchos analistas temen una nueva ola de medidas punitivas contra las ciudades santuario. Durante su primera presidencia, Trump impulsó órdenes ejecutivas para castigar a las jurisdicciones que se negaban a colaborar con ICE, además de proponer planes de deportaciones masivas centrados en personas detenidas por faltas menores.
Las cárceles locales podrían volver a ser blanco de redadas migratorias, ya que concentran a miles de personas sin estatus migratorio regular.
