

El presidente ruso Vladímir Putin ha firmado recientemente una ley que autoriza la creación de una aplicación estatal de mensajería llamada Max, que integrará una amplia gama de servicios gubernamentales, marcando un paso decisivo hacia la soberanía digital plena del país.
Esta iniciativa forma parte de una estrategia más amplia que se ha venido intensificando desde la aprobación de la Ley de Internet Soberano en 2019 y que busca reducir la dependencia tecnológica de plataformas extranjeras como WhatsApp, Telegram y otras. El Kremlin apuesta por controlar la infraestructura digital nacional y fortalecer su vigilancia y regulación online, especialmente tras la invasión a Ucrania en 2022.
Max: la “superapp” rusa al estilo WeChat
Desarrollada por el gigante tecnológico ruso VK (conocido por Vkontakte), Max se presentó en versión beta en marzo de 2025. Inspirada en la popular superapp china WeChat, Max combina funciones de mensajería con pagos, servicios públicos, firma electrónica y herramientas para empresas.
Entre sus características destacadas están:
- Intercambio de archivos de hasta 4 GB
- Llamadas optimizadas para redes inestables
- Constructor de chatbots y miniaplicaciones
- Firma digital integrada
- Disponible para iOS, Android, Windows y macOS (exclusivo para usuarios en Rusia y Bielorrusia)
Migración obligatoria y control digital centralizado
Una directiva presidencial emitida en junio de 2025 obliga a los servicios públicos a migrar sus trámites y servicios a Max. Esto busca unificar en una sola plataforma digital la interacción ciudadana con el Estado, agilizando procesos administrativos mediante firmas electrónicas con validez legal, notificaciones instantáneas y automatización de flujos de trabajo.
Además, la app integrará controles de acceso y jerarquías organizacionales, así como la conexión con bases de datos oficiales para verificar identidades digitales.
¿Un avance hacia la independencia o un control más estricto?
Aunque VK asegura que Max opera de forma independiente a sus redes sociales Vkontakte y Odnoklassniki, crecen las dudas sobre su neutralidad y la influencia del Kremlin en su desarrollo. Vladimir Kiriyenko, hijo de un alto funcionario del gobierno ruso, dirige la empresa desde 2021, y la inversión inicial en Max superó los mil millones de dólares pese a reportar pérdidas millonarias en 2024.
Max no es solo una aplicación, sino una herramienta clave para redefinir la relación entre el Estado ruso y sus ciudadanos, bajo una vigilancia y control tecnológico sin precedentes.
Si el plan se cumple, Rusia se convertirá en uno de los primeros países en desplegar una plataforma estatal de mensajería con integración total de servicios gubernamentales, desplazando a las aplicaciones extranjeras y consolidando un nuevo paradigma en el control digital.
