

AGENCIA
En El Naranjo, Tlalnelhuayocan, Veracruz, la escuela primaria Adolfo López Mateos está cerrada desde junio de 2024. Las clases se suspendieron tras múltiples casos de enfermedades respiratorias, vómitos, urticaria y mareos en alumnos y maestras, presuntamente causados por la exposición constante a plaguicidas utilizados en cultivos de papa aledaños.
Investigaciones realizadas por la bióloga Linda Marín, en conjunto con organizaciones como Ánima Mundi y SENDAS A.C., revelaron la presencia de al menos 16 agroquímicos altamente tóxicos, algunos prohibidos por acuerdos internacionales ratificados por México. Aunque el municipio aprobó un reglamento para restringir el uso de estos productos en zonas sensibles, los cultivos de papa continúan a menos de 500 metros de escuelas y cuerpos de agua.
La Secretaría de Educación de Veracruz clausuró temporalmente la escuela, pero ni las autoridades de salud ni las ambientales han realizado estudios oficiales para confirmar el vínculo entre los agroquímicos y las enfermedades.
Además del riesgo a la salud, la expansión del monocultivo de papa amenaza al bosque de niebla, un ecosistema clave para la región. De acuerdo con datos oficiales, en Tlalnelhuayocan el área sembrada con papa pasó de menos de 10 hectáreas en 2010 a 79 en 2023. Este patrón se repite en municipios vecinos como Xico y Coatepec.
Pese a las denuncias, autoridades como la Secretaría de Salud aseguran no haber recibido reportes formales, mientras las comunidades insisten en que han denunciado públicamente la situación desde hace años.
Organizaciones civiles y el diputado federal Adrián Naveda trabajan ahora en una iniciativa de ley para promover cultivos libres de agroquímicos. Mientras tanto, la escuela sigue vacía, las tierras siguen fumigadas y los niños, fuera del aula.

