


AGENCIA
Nacional.- La Asamblea del Comité de Patrimonio Mundial de la Unesco inscribió oficialmente a la “Ruta Wixárika por los Caminos Sagrados a Wirikuta” como Patrimonio Mundial, marcando la primera vez que una tradición indígena viva de América Latina recibe este reconocimiento internacional.
La ruta, de más de 500 kilómetros, conecta sitios sagrados ubicados en Nayarit, Jalisco, Zacatecas, Durango y San Luis Potosí, donde los pueblos wixárika (huicholes) practican rituales ancestrales para mantener su relación con la tierra y asegurar el ciclo agrícola.
La secretaria de Cultura, Claudia Curiel, destacó:
“Cada vez más se reconoce la grandeza cultural de México y su diversidad. Este es un reconocimiento a la memoria viva del pueblo Wixárika.”
Diego Prieto, director del INAH, subrayó que la ruta articula 20 sitios sagrados donde se refrendan prácticas espirituales fundamentales para esta comunidad originaria, entre ellos Tatei Jaramara en Nayarit, Tuapurie en Jalisco, y Wirikuta en San Luis Potosí.
Un reconocimiento con valor histórico y ambiental
La inscripción no solo enaltece el valor espiritual y cultural, sino también ambiental, ya que fortalece la protección legal de estos sitios ante amenazas como concesiones mineras y afectaciones al ecosistema del hikuri (peyote), planta sagrada para el pueblo wixárika.
México suma así 36 sitios en la Lista de Patrimonio Mundial, consolidándose como el primer país en América y el séptimo a nivel global con el mayor número de inscripciones.
¿Qué significa esto para el pueblo Wixárika?
La Unesco reconoció oficialmente la Ruta Wixárika como un “testimonio de las culturas originarias de México que han resistido y persistido a lo largo de los siglos”.
La ruta ya cuenta con protección legal a través del Plan de Justicia de los Pueblos Wixárika, Na’ayeri, O’dam y Meshikan (2022) y el decreto presidencial de 2023, que creó una Comisión encargada de velar por su salvaguarda.
Autoridades culturales y tradicionales celebraron esta declaratoria como un acto de justicia y un respaldo a las luchas históricas del pueblo wixárika por proteger su territorio, su cultura y su espiritualidad.

