


La fiscal general de Estados Unidos, Pam Bondi, relacionó la migración en situación irregular con el trabajo del crimen organizado, en un contexto donde el gobierno del presidente Donald Trump intensifica su lucha contra la migración ilegal y el tráfico de drogas, especialmente el contrabando de fentanilo.
Durante una rueda de prensa reciente, Bondi señaló que “en muchos casos, los migrantes ilegales están haciendo el trabajo del crimen organizado en nuestras comunidades”, indicando la participación de personas indocumentadas en la distribución de drogas peligrosas.
El gobierno estadounidense ha declarado a las organizaciones criminales como “terroristas” globales, y ha criticado a México por no hacer lo suficiente para frenar el tráfico del fentanilo, un opioide sintético que ha causado casi 50 mil muertes por sobredosis en Estados Unidos solo en 2024.
La agencia antidrogas DEA informó que desde enero ha realizado incautaciones históricas: más de 44 millones de pastillas de fentanilo, 2 mil kilos de polvo de esta droga y más de 29 mil kilos de metanfetamina han sido retirados de las calles.
Bondi puso como ejemplo la reciente detención de un migrante en situación irregular encontrado en el asiento delantero de un camión que transportaba más de 300 kilos de metanfetamina. La fiscal expresó su preocupación por la metanfetamina en forma de pastillas que imitan medicamentos recetados, advirtiendo que aunque no mate de inmediato, “puede destruir tu vida” por su alto potencial adictivo.
El director interino de la DEA, Robert Murphy, señaló una tendencia alarmante: estas organizaciones están enfocando su distribución en jóvenes universitarios y estudiantes. Murphy también destacó incautaciones como la de más de 300 kilos de metanfetamina escondidos en un envío de pepinos desde México, y 10 kilos de carfentanilo en California. Esta última sustancia es extremadamente peligrosa, 100 veces más potente que el fentanilo y mortal en dosis microscópicas.
Un estudio del CATO Institute revela que en 2021, el 86.3% de los traficantes de fentanilo condenados en EE.UU. eran ciudadanos estadounidenses, quienes pueden evadir controles fronterizos más fácilmente que los migrantes.
Este escenario refleja un reto complejo para las autoridades, que deben combatir tanto la migración ilegal como el tráfico de drogas sintéticas que están afectando gravemente a las comunidades.


