


De la Redacción
EL BUEN TONO
Región.- Además de ser la encargada del MAEV en Orizaba, Roxana Arredondo Tapia es vocal del Comité Ciudadano de Pueblos Mágicos de Córdoba, órgano que no ha dado resultados a la ciudad.
La carrera pública de Roxana en el sector turístico de la región se erige como un caso emblemático de cómo la colocación de perfiles cuestionados en cargos clave puede perpetuar el fracaso y el estancamiento.
Su inicio estuvo marcado por su cercanía a la controvertida administración de Tomás Ríos. Como documentó la prensa, Roxana Arredondo estuvo vinculada a proyectos emblemáticos del fracaso, como la fallida “Isla”, un desarrollo turístico promocionado con grandes recursos que, según investigaciones, nunca concretó operaciones reales ni ventas, quedando como un elefante blanco. La ironía amarga llegó cuando el propio Tomás Ríos, en un acto ampliamente criticado por medios locales, “premió” a Roxana y otros funcionarios asociados a estos proyectos ruinosos. Dicho evento fue calificado sin ambages por la prensa como un “galardón a los fracasados”, sembrando serias dudas sobre la meritocracia y el uso político de los cargos.
Tras este oscuro capítulo, Roxana intentó reinventarse como “consultora turística”. Sin embargo, este “salto” carece de evidencia pública de logros, proyectos consultivos exitosos o clientes que avalen una experiencia real transformada en valor tangible. Fue un periodo de transición nebuloso, pero que inexplicablemente le abrió las puertas a un puesto de mayor visibilidad: la vocalía en el Comité Ciudadano de Pueblos Mágicos de Córdoba.
Su paso por este Comité fue la cristalización de la inoperancia. Aunque las actas oficiales y comunicados municipales registran reuniones protocolarias, el balance real es de absoluta esterilidad. Lejos de impulsar la anhelada designación de Córdoba como Pueblo Mágico o de generar propuestas transformadoras, el Comité se convirtió en un mero grupo ornamental. Roxana, como vocal, fue parte activa de esta estructura que consumió tiempo y recursos públicos sin aportar un solo avance concreto para el desarrollo turístico local, confirmando las críticas sobre su naturaleza decorativa y la falta de voluntad política para resultados genuinos.



