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CIUDAD DE MÉXICO.- México enfrenta una de las crisis humanitarias más graves de su historia reciente: la desaparición de personas. Según cifras oficiales de la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB), más de 114 mil personasestán actualmente reportadas como desaparecidas o no localizadas en el país.
Detrás de esta alarmante cifra hay miles de familias que viven entre el dolor, la incertidumbre y la desesperación. Madres, padres, hermanos e hijos se convierten en buscadores, recorriendo fosas clandestinas, enfrentando amenazas y exigiendo justicia a un Estado que, con frecuencia, responde con indiferencia o negligencia.
“Han pasado más de cinco años desde que desaparecieron a mi hijo. He recibido promesas, abrazos, discursos… pero ninguna respuesta real”, lamenta María Eugenia, integrante del colectivo Hasta Encontrarte, en Guanajuato.
Estados como Jalisco, Estado de México, Veracruz, Tamaulipas y Nuevo León encabezan la lista de desapariciones. En muchos casos, las víctimas desaparecen en contextos de violencia vinculada al crimen organizado, colusión de autoridades o trata de personas. Sin embargo, miles de casos permanecen sin investigación alguna.
La reciente polémica estalló cuando el gobierno federal presentó una “depuración” del registro nacional de desaparecidos, reduciendo por miles el número oficial. Organizaciones de derechos humanos como el Comité contra la Desaparición Forzada de la ONU expresaron su preocupación, señalando que el Estado mexicano parece más enfocado en maquillar cifras que en encontrar a las víctimas.
Además, el 2024 cerró con más de 2,000 hallazgos en fosas clandestinas, muchas de ellas ubicadas gracias al trabajo de colectivos ciudadanos que, con palas y lágrimas, están haciendo el trabajo que le corresponde a las fiscalías.
Mientras no exista un sistema efectivo, transparente y humano para la búsqueda e identificación, México seguirá siendo un país donde decenas de personas desaparecen cada día… y muy pocas son encontradas.


